Una de las grandes pasiones de José Abad Fernández es caminar. Este mierense de 73 años, residente en Gijón desde hace diecisiete, recorre a diario unos 22 kilómetros. La ruta suele discurrir entre su casa y el Alto de la Providencia, y la realiza acompañado de amigos o de su mujer, Florinda Riestra. A veces también les acompaña su hijo, Javier. Quien no se la pierde nunca es su perra "Loca", una pitbull de 9 años que, según su dueño, "no puede ser más buena y cariñosa. La tengo con seguro y cumplo todos los requisitos para tener este tipo de razas, carné incluido, pero la verdad es que nunca nos ha dado ningún problema, no puede hacerme más feliz".

Está encantado con ella, casi tanto como con el coche que acaba de ganar. José Abad ha sido el afortunado lector de este diario que se ha llevado el tercer Nissan Juke que se ha puesto en juego este verano. Lo ha logrado gracias a la cartilla 05050. "Cuando vi el número, pensé que era muy raro y que no habría suerte, pero ahora quizá haya que apostar más por el cinco", bromea Abad, que fue militar y durante cuatro décadas trabajó como ingeniero de obra en Dragados y Construcciones. "La mejor empresa del mundo", señala este afable mierense, quien aún recuerda los detalles que tuvieron con él al cumplir un cuarto de siglo como trabajador. "Me dieron un Longines de oro, un prendedor de corbata de oro y 500.000 pesetas de las de entonces", comenta. Fueron años de mucho trabajo que le llevaron por diversos países de Europa y de África, así como por varias regiones nacionales. "Estuve en Salamanca construyendo la cárcel y también llevé la obra de la de Villabona; de la de León, me libré", relata Abad. Muchos años de trabajo y muchas vivencias a sus espaldas, así como muchos kilómetros. "Yo viajé mucho, iba todos los años a Barcelona a ver a mi hermano, y también fui a muchos sitios con la familia, ya que la empresa nos pagaba las vacaciones", relata. Quizá por ello ha decidido plantarse y no viajar más. Bueno, lo justo, ya que su hija Ana María, y sus nietos, Felipe y Ramón, residen en Madrid. Aunque asegura que no le gusta mucho la capital, la familia tira mucho. Tiene también otra hija, María Teresa, que vive en Mieres, y a la que ve con más frecuencia. "Como en Asturias no se está en ningún lado", sentencia.

Amable y alegre, la vida le ha dado y le ha quitado a partes iguales. Si bien un accidente laboral le obligó a retirarse antes de tiempo -hace catorce años-, ha seguido hacia adelante disfrutando de la vida y de sus dos grandes hobbies: caminar y leer LA NUEVA ESPAÑA. "En mi casa siempre se ha leído, aún recuerdo cuando salían Pinón y Telva", señala. "Me acostumbré a leer el periódico desde que era joven y lo compraba mi padre, y cuando me casé pues ya empecé a hacerlo yo", cuenta antes de relatar su "modus operandi" al llegar a casa con la prensa. "Lo primero que miro siempre son las noticias de las Cuencas, y luego ya voy a la primera página y lo miro todo hasta la última; a veces, hasta hago los crucigramas, que también hay que tener activa la mente".

Su gusto por la actividad y todos esos años recorriendo España y otros continentes han hecho que José Abad apenas conduzca ya. Por ello, ha decidido darle al coche a su hijo, que además estaba ya pensando en jubilar el suyo. "Tiene uno diésel y estaba mirando otros, y la verdad es que este Juke le encanta, porque el que aparca a su lado tiene un Nissan y ya le había echado el ojo", comenta. El joven seguro que hará encantado de chófer de sus padres cuando éstos se lo pidan. De momento, ya tiene que apuntar un día en la agenda. "El 9 de noviembre mi mujer y yo hacemos cincuenta años de casados y vamos a ir todos a comer a algún sitio bonito, así que ya tenemos un buen coche en el que ir todos", asegura. Muchas felicidades. Por todo.