Los niños pintan en un papel, lo meten en el agua y observan qué colores aparecen al margen de los que ellos han utilizado. En eso consiste uno de los talleres que la Universidad de Oviedo ofrece a niños de entre 3 y 15 años en su stand de la Feria de Muestras. Se trata de un método científico de análisis llamado cromatografía que consiste en la separación de los componentes que forman una mezcla.

En el taller se lleva a cabo usando rotuladores no permanentes, un filtro de café, agua, y algo que resulta más complicado para los niños, paciencia: "para algunos es duro porque están sobre estimulados y les cuesta sentarse a esperar a ver qué pasa, pero cuando van viendo el resultado les gusta mucho y se suelen sentir orgullosos", cuenta Isabel Blanco, responsable del taller.

El objetivo de la actividad es que los niños se acerquen a la ciencia de una manera lúdica, a través de los colores y la pintura "que suelen gustarles bastante". El arte es la faceta del taller más atractiva para ellos, pero la parte científica es la que consigue toda su atención: "Todos los talleres que hacemos tienen una base de ciencia y de arte. ", detalla Blanco, "arte es dejarles que experimenten, la parte de ciencias es ver las consecuencias de echar diferentes tipos de sustancias, y les encanta". Ellos ven aparecer colores como por arte de magia, pero, en realidad, se trata de ciencia. Los más mayores "sí se dan cuenta", pero los pequeños, se quedan fascinados: "Pintan de rojo y aparece el azul pero no saben que es ciencia. Queremos que les piquen este tipo de actividades, que les parezcan interesantes y quieran repetir, que no solo quieran venir a la feria y ponerse a correr, sino que aprendan también a hacer otras cosas que exigen habilidades como la observación, que suele costarles más", cuenta la responsable del taller.

Sin unas reglas que coarten su exploración, algunos niños hacen "unas cosas más elaboradas que otros, pero está bien porque usan el método científico para probar, mirar si fallan o no, y volver a intentarlo", detalla Blanco.

"Hacen cosas que no son habituales porque en los colegios, por desgracia, no les dan esta libertad para explorar", asegura.