El Gobierno central está dispuesto a legislar sobre los apartamentos turísticos, incluso a modificar la norma sobre alquileres o con un registro único, ante el caos en pleno verano tras anular el Tribunal de la Competencia la regulación establecida por las grandes ciudades. El Principado, que cuenta con una normativa propia, reclamó ayer "coordinación entre administraciones" y resaltó que su regulación "no es restrictiva y está basada en la calidad y en la defensa del usuario". Además, reclama "equiparación" de deberes de todos los alojamientos turísticos sea cual sea su formato, según señaló el viceconsejero Guillermo Martínez. Sin embargo, los empresarios del sector turístico y hotelero creen que la regulación en Asturias es insuficiente y piden más control.

Una habitación para dos personas en un piso turístico en Gijón, barrio de La Arena, con baño compartido con otros usuarios, por 30 euros la noche. Son las condiciones de una de las ofertas que se pueden encontrar estos días, previos a la Semana Grande de las fiestas de Begoña, en alguna de las más conocidas plataformas digitales de alquileres de alojamientos turísticos. No es una maravilla pero libran a una franja de visitantes de unos precios hoteleros especialmente altos en estas fechas festivas en la ciudad. Para muchos, inalcanzables. Tomamos como ejemplo Gijón, que vive su particular temporada alta, pero la casuística valdría para cualquier localidad asturiana coincidiendo con sus fiestas locales, o con las regionales o nacionales.

El monumental tirón de orejas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a los ayuntamientos de Madrid, Bilbao y San Sebastián por sus "normativas restrictivas" contra los pisos turísticos ha puesto en evidencia -en pleno mes de agosto- un problema creciente y de difícil solución. Para algunos, controlar este sector es como tratar de poner puertas al campo.

La CNMC acaba de mandar un mensaje nítido a los ayuntamientos: no se pueden limitar derechos con medidas poco defendibles y en ocasiones con cierto olor a capricho. Como ejemplo, Bilbao limitaba la puesta en marcha de un piso turístico a que éste abriera en la planta baja o, como mucho, en el primer piso del inmueble. No coló en la Comisión Nacional de la Competencia a pesar de los argumentos que defendían la preservación de la tranquilidad en los pisos superiores.

Cuatro mil pisos

En Asturias pueden funcionar, según temporada y ocasión, unos cuatro mil pisos turísticos, que son menos de la mitad de los que se contabilizan en Barcelona.

Barcelona cuenta con un plan especial urbanístico de alojamientos turísticos, aprobado en marzo de 2017, y ahora en la picota. Divide la ciudad en cuatro zonas. En las dos primeras, las del centro, los pisos turísticos generan unas 53.000 plazas de alojamiento. Es natural la alarma del sector hotelero. En Madrid se cree que pueden funcionar más de diez mil pisos (y unas 60.000 plazas). Madrid quiere reducir en un 95% los pisos turísticos. A corto plazo, una utopía.

En la plataforma más conocida para el alquiler de este tipo de alojamientos (Aribnb) se podían encontrar ayer habitaciones, tanto en Oviedo como en Gijón, a precios que fluctúan, salvo excepciones, entre los 25 y los 60 euros la noche (no solo habitaciones, también apartamentos o estudios, con capacidad para cuatro huéspedes).

Una ojeada a los precios oficiales de los hoteles de tres y cuatro estrellas, de nuevo con Gijón como referencia en la quincena mágica de la ciudad. Tomamos las tarifas de quince de los hoteles más representativos gijoneses (por supuesto todos los grandes del centro y playa) y sale que el precio medio por habitación para la noche del 13 al 14 de agosto es de 193 euros. Un precio que está, no lo olvidemos, relacionado directamente con la oferta y la demanda. Esa cantidad se reduce a 153 euros de media para una habitación en la noche del día 20 de agosto, y baja aún más, hasta los 135 euros por pernoctar el día 1 de setiembre. Hay que esperar a mitad de septiembre para encontrar una media de 100 euros por noche. A principios de octubre, la tarifa media ya es mucho más asequible, en torno a los 89 euros.

Los servicios que aporta un hotel son muy superiores a los de una habitación de alquiler, pero hay un sector de la población turística que lo que pretende es una cama para dormir y una ducha para su higiene, y que el resto del día se lo pasa "fuera de casa": turistas de aire libre y aventura, gente joven o, en todo caso, con una capacidad de gasto limitada.