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La invasión de zonas públicas por usuarios de autocaravanas desata una ola de críticas

Vecinos y empresarios denuncian que los vehículos utilizan los aparcamientos de los lagos de Covadonga, de las playas y junto a los campings

Un aparcamiento público en Cudillero.

"No hay sitio para aparcar porque está lleno de caravanas. Es igual a dónde vayas, están en cualquier sitio". Así se quejaba ayer un vecino de Gijón al ver la cantidad de autocaravanas que había en una de las zonas de la explanada de El Molinón. "Hay algunos sitios de Gijón, donde da la sensación de que incluso viven, porque pasan largas temporadas, y no una noche ni una semana".

Vecinos y empresarios del sector turístico han levantado la voz contra lo que algunos consideran "una plaga". En La Franca, por ejemplo, hay autocaravanistas que se sitúan a la puerta del camping. "Y si se te ocurre decir algo, al momento empieza una campaña de desprestigio en las redes sociales", aseguran. Y en el aparcamiento de la playa, incluso hubo quienes sacaron una cuerdas para tender la ropa.

Las críticas se extienden a lo largo y ancho de toda la región. Por ejemplo, en el Faro de Ortiguera en Coaña, un vecino aseguró que el entorno se ha convertido en un "vertedero con vistas en la mejor zona del Occidente". Frente a él varias autocaravanas en un "auténtico camping ilegal".

En Arriondas las autocaravanas se sitúan justo al lado del camping, ocupando las plazas del parque y de la Piscina Municipal, perjudicando a los usuarios que no encuentran sitio para aparcar. "Es que incluso vacían en la calle los váteres químicos que traen. Ahí, en esa esquina donde el camping", denuncia un residente de una zona próxima.

Ocurre lo mismo en Rodiles (Villaviciosa), también en Llanes, donde se han llegado a concentrar hasta más de medio centenar de autocaravanas en el aparcamiento que hay junto al área habilitada para ellas. Y lo mismo ocurre en los parkings de los lagos de Covadonga.

Algunos ayuntamientos han habilitado zonas de descanso para este tipo de turismo en auge. Pero varios empresarios de algunos de estos municipios, coincidieron en que no hay mantenimiento, y si lo hay es insuficiente. "Las aguas grises se salen fuera de las alcantarillas, desbordan, y el olor a veces es insoportable", resumía uno de ellos.

El sentir general es que están colapsando lugares y parajes naturales sin control y se reclama una normativa que regule los espacios y el tiempo de estancia de las autocaravanas. El último intento fue un fiasco.

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