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X Encuentro de diplomáticos asturianos (y 2)

La operación favorita de Trump es la división

La presión por un "Brexit" duro denota que a EE UU "le interesa dividir a la UE" y que urge la unidad, destacan los profesionales de la política exterior

Por la izquierda, José Laviña, Juan Carlos Sánchez, Luis Arias, Eva Martínez y Yago Pico de Coaña, en la calle Pérez de la Sala de Oviedo. IRMA COLLÍN

Los diplomáticos británicos tienen fama de "no ir al baño sin un plan". De llegar a cualquier reunión, del nivel que sea, con todas las directrices perfectamente diseñadas. Pero en junio de 2016, tras el referéndum que decidió el "Brexit", el ovetense Juan Carlos Sánchez contempló con estupor que sus colegas del Foreign Office en Lima -él era entonces embajador de España en Perú- "no habían recibido nada". Aquella vez, sorprendentemente, "no había ni plan A ni plan B". A dos años vista, aquel desconcierto del servicio exterior británico ante la decisión de sus compatriotas de abandonar la UE cobra sentido y tiende puentes con la reciente inmersión de Donald Trump en los asuntos internos británicos, o más bien con la presión del presidente estadounidense sobre la primera ministra británica para tratar de aprovechar la confusión y pedirse un "Brexit" a su gusto, uno que "no será nada si no es duro".

Sánchez, que ahora es cónsul general de España en Santiago de Chile, observa el futuro con la enorme expectación y el punto de curiosidad que con un ojo en Europa y el otro en Estados Unidos comparten sus colegas del servicio exterior español. Trump, van a decir, se siente vencedor frente a una Europa fracturada.

En la décima reunión de diplomáticos asturianos auspiciada por LA NUEVA ESPAÑA, en el capítulo de las relaciones entre la América de Trump y la Europa del "Brexit", Yago Pico de Coaña, coañés de sentimiento y apellido, embajador de España jubilado con una extensísima trayectoria diplomática a sus espaldas, formula la preocupación con la certeza de que la política exterior del presidente estadounidense tiene en el frontispicio la estrategia simple pero a veces efectiva del "divide y vencerás". Peligrosa para Europa. El histrión sólo parece un inconsciente. En el fondo, "esas cosas" de Trump y su sobreactuación extravagante "no dejan de denotar una cierta inteligencia", opina el embajador emérito, que fue titular entre muchas otras de las legaciones diplomáticas españolas en Colombia, Guatemala y Austria. "A Trump le interesa una Europa dividida, más manejable", enfatiza. "Por eso ha apoyado todas las independencias que han llevado a guerras mayúsculas en Europa, sin dejar una. Por eso estoy convencido de que si tuviera que elegir, también apoyaría la independencia de Cataluña" y por eso, en fin, "tenemos que tener un enorme cuidado y necesitamos una Europa cada vez más unida".

Hablan tras la polvareda de provocaciones que desató la última visita de Trump al Reino Unido, el mes pasado, con el presidente estadounidense exigiendo a la primera ministra, Theresa May, un "Brexit" duro a toda costa y llegando incluso a promocionar como un "excelente" sustituto a su dimisionario ministro de Exteriores, Boris Johnson, recuerda Eva Martínez, directora general del Ministerio de Exteriores para el Magreb, el Mediterráneo y Oriente Próximo. En esta "coctelera que se mueve para todas partes", en este mundo que ha dinamitado las certezas, en plena convulsión de un "cambio de paradigma", Trump trata de pescar en una Europa dividida y pone a prueba sus fortalezas. Pero es que en el fondo no se escapa, vuelve Juan Carlos Sánchez, el sustrato común que comparten los procesos electivos que hicieron triunfar el "Brexit" a este lado del Atlántico y a Trump en la orilla opuesta. Uno y otro, apunta el diplomático asturiano, evidencian "uno de los grandes engaños" de este planeta en el que "hay mucha gente que está haciendo política y que ha conseguido un público adepto vendiéndole una mercancía que no es cierta y que dice que si cierras fronteras van a volver los gloriosos tiempos felices del pasado, que resucitarán las acerías de la Gran Bretaña profunda o los pueblos del medio centro norteamericano volverán a tener prosperidad".

Es ese contexto, en el que "todos meten la pata, de forma diferente, pero la meten", donde "por primera vez un país que ha sabido funcionar siempre muy bien, como el Reino Unido, se dispara en los dos pies a la vez, produciendo esta sensación de no saber dónde está", todo se vuelve inestable.

Un "divorcio" con hijos

Y ahora, ¿qué? José Laviña, subdirector general de Personal del Ministerio de Exteriores, retrata la incógnita del futuro europeo como la espinosa tesitura irresuelta en la que "la UE y el Reino Unido tienen que pactar un divorcio en el que hay muchos hijos en común como para no hacer un buen pacto para ambas partes. Estamos en la fase en la que la UE ha trazado sus líneas rojas y May y compañía venden para dentro como un 'Brexit' duro lo que en realidad es un 'Brexit' suave", definidos ambos por el nivel de ruptura que establecen con las cuatro libertades fundamentales de la Unión: las que permiten la libre circulación de mercancías, personas, servicios y capitales. Pero ese "Brexit" suave, precisa Laviña, "también es 'Brexit'".

El caso es que el ejemplo del éxodo británico no parece extensible al resto de la Europa reticente con la Unión, sobre todo a la que se ve a sí misma más castigada por la emigración. No parece probable a los ojos de los diplomáticos asturianos reunidos por LA NUEVA ESPAÑA. Desde su atalaya privilegiada como cónsul general de España en París, Luis Arias observa sin demasiada inquietud el "nicho de votantes franceses" que podrían ser partidarios de un "Frexit". Pese a todo, la ultraderecha de Marine Le Pen "anda todavía por ahí", pero Francia "es una esperanza absolutamente imprescindible para la continuidad europea" y Francia lo sabe. "Tiene conciencia de locomotora de la UE y de su maiestas dentro de la Unión como para plantearse siquiera someramente no tirar del carro de manera indubitada". Puede influir también, sí, la sospecha de que al otro lado del Canal de la Mancha hay ya "muchos británicos sorprendidos, descubriendo que hay un montón de matices" y que ni mucho menos era oro todo lo que relucía.

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