Nuestra salud depende del ambiente en el que vivimos. La alimentación, el aire, el sol? son claves para el desarrollo de nuestros genes, pero también lo es nuestro "ambiente interno", la espiritualidad, la actitud o los pensamientos. La epigenética demuestra científicamente que podemos cambiar nuestra biología, siempre dentro de unos márgenes. "La epigenética nos da una visión esperanzadora de la vida", afirma Carmen Álvarez Herrero, catedrática emérita de la Universidad de Málaga.

La profesora participa hoy en la Escuela de Verano de la Facultad de Turismo de Oviedo, donde aprovechará para acercar esta rama científica en una conferencia que lleva por título "¿Esclavos de nuestros genes? y que se celebrará el Club Náutico de San Esteban de Pravia a las ocho de la tarde. La idea de la catedrática es mostrar los genes como el punto de unión entre la dimensión biológica y la espiritual. "El determinismo nos ha enseñado que las personas no tenemos capacidad de maniobra sobre los genes que heredamos, pero no es así", explica Álvarez Herrero.

"El ambiente es clave en la actividad genética, el externo y el interno, podemos elegir sobre ellos, lo que repercute en nuestra biología", concluye la catedrática.