Tres policías destinados en la Brigada Móvil de Oviedo salvaron ayer la vida de una joven de 16 años que sufrió un desvanecimiento en el accidentado viaje del ferry Cecilia Payne de Balearia entre Denia, Ibiza y Palma de Mallorca. La menor, que se desmayó debido al calor que había en el barco, debido a una avería en el aire acondicionado, que elevó la temperatura a más de 40 grados, estuvo a punto de tragarse la lengua. Los agentes lograron extraérsela e impidieron que volviera a tragársela introduciéndole una cartera en la boca. La joven tuvo que ser hospitalizada, al igual que otras tres personas, afectadas por el calor que se registraba en la embarcación. Los cerca de 800 pasajeros protagonizaron un motín ante la situación, dado que, según indican, la tripulación no les prestó ningún tipo de ayuda e incluso les negó agua, en un barco que estaba repleto de ancianos, niños y hasta una embarazada de ocho meses.

"Estuvo a punto de ocurrir una tragedia irreparable", indicó uno de los agentes, quienes han elaborado un atestado que han presentado ante la autoridad judicial. Numerosos pasajeros mostraron su intención de denunciar a la compañía por lo que consideran un despropósito. "La gente vomitaba por el calor y nadie de la tripulación hacía nada. Tuvimos que limpiarlo nosotros mismos", aseguró uno de los pasajeros, al tomar tierra. "Los pasajeros estuvieron a punto de romper las ventanas del ferry para poder respirar. Algunos se fueron al exterior y terminaron invadiendo la zona de seguridad, porque no cabían en el exiguo espacio habilitado", añadió uno de los agentes, que cubre el dispositivo de seguridad con motivo de la presencia del Rey Felipe VI y su familia en Palma de Mallorca. Los agentes terminaron convenciendo a la tripulación para que facilitasen agua a los pasajeros. La situación era de emergencia. Dos enfermeras y un médico que casualmente se encontraban en el barco ayudaron a los pasajeros que estaban pasándolo peor. Incluso echó una mano un joven que está a punto de entrar en la academia de Policía.

El aire acondicionado del barco ya había dado problemas en el trayecto de Denia, en Alicante, a Ibiza. Algunos pasajeros plantearon al capitán del buque que se les dejase en tierra en ese momento debido a la avería. El responsable de la embarcación indicó que el problema se resolvería, pero eso no ocurrió. Es un trayecto de dos horas y veinte minutos, que se hizo insoportable para los pasajeros. Una mujer embarazada de ocho meses, y con un hijo de corta edad, relataba cómo había estado abandonada durante todo el trayecto. "Si de repente me pongo de parto, allí hubiese estado, completamente sola y sin ayuda", indicó. Muchos pasajeros aseguraron que reclamarán al menos la devolución del billete. La compañía ha accedido a devolver el pasaje.