Los vecinos de la parroquia de Pría y de la localidad de Nueva de Llanes donde Javier Ardines era edil de zona y se movía habitualmente asimilan lentamente lo sucedido. A muchos de ellos, tres días después de los ocurrido, les cuesta aún creer que uno de sus vecinos muriese asesinado de manera brutal cerca de sus hogares.

En el lugar del crimen acontecido en el camino que va desde el barrio de la Moría a La Pesa de Pría, a trescientos metros de la residencia del edil, se respiraba ayer una calma tensa. Una de esas viviendas tiene cámara de seguridad. El dueño de una de ellas aseguró que tiene el estado de ánimo por los suelos. "Estamos ta afectados por todo lo ocurrido que nos estamos planteando, incluso, la posibilidad de vender la casa y marcharnos para siempre de aquí", aseguró con el rostro muy serio.

En las conversaciones de bar y los corrillos que se forman en la localidad de Nueva y en lugares como Llames, Belmonte o Garaña de Pría no deja de comentarse lo ocurrido. "Me respingo solo de acordarme del momento en que me dijeron que habían matado a Javier Ardines. No me lo quito de la cabeza. Es horrible lo que ha pasado", dijo ayer una vecina que paseaba por el entorno de los bufones.

Los lugareños aseguran que no es plato de gusto pensar que muy cerca de ellos puede estar la persona o personas que asesinaron al edil llanisco tras tenderle una emboscada. "Me cuesta conciliar el sueño. Conocía a Ardines de toda la vida. No me puedo creer aún lo que ha pasado. La gente aquí esta consternada por lo ocurrido y no se habla de otra cosa. Es horrible el trago por el que está pasando su familia", dijo un vecino de Nueva.