"El rechazo al proyecto de santuario de Ventura Rodríguez fue una gran pérdida. Era una idea muy singular en el contexto europeo, y se hubiera convertido en el gran proyecto arquitectónico de la España de aquellos momentos". Así se pronunció ayer Vidal de la Madrid, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, en su análisis titulado "La obra humana en Covadonga: arquitectura en la naturaleza". El arquitecto madrileño Ventura Rodríguez (1717-1785) viajó a Covadonga en 1778 con el encargo de diseñar una iglesia que sustituyera al templo de madera precedente, que había sido pasto de las llamas en 1777.

Vidal de la Madrid realizó estas consideraciones en el curso "Covadonga. Verdad, belleza y bondad de trece siglos (718-2018)" que se celebra hasta hoy en La Granda (Gozón), con motivo de las efemérides del santuario: el decimotercer centenario de la batalla contra los musulmanes, y los cien años de la coronación canónica de la Santina y de la declaración del Parque de la Montaña de Covadonga. Las sesiones se celebran bajo la dirección del asturiano Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid.

La propuesta de Ventura Rodríguez "era muy ambiciosa, de estilo clasicista, incluía un mausoleo para Pelayo y convertía la Cueva en una especie de reliquia natural", señaló De la Madrid, en su relato de uno de los momentos relevantes de los trece siglos de historia religiosa de Covadonga. Finalmente, de todo el proyecto sólo fue ejecutado el basamento. Las estrecheces económicas y el rechazo del Cabildo, que "quería reconstruir la Cueva", dio al traste con lo que a juicio del catedrático pudo ser un emblema constructivo en la España del siglo XVIII.

Sergio Martínez Mendaro, rector del Seminario de Oviedo, expuso las líneas básicas de los dos grandes acontecimientos del siglo XX en materia de música sacra: un motu proprio de san Pío X, en 1903, y la reforma conciliar que se deriva del Vaticano II. Covadonga se hizo eco de estos dos momentos. El documento pontificio quedó plasmado en las directrices del concurso de himnos del santuario, en el que participaron compositores de primera fila aplicando esa nueva forma de entender la música. Entre tanto, la Escolanía dio respuesta a las líneas que propugnaba el Concilio Vaticano II. "Covadonga contribuyó a esta evolución posconciliar de la música sacra, con compositores como Leoncio Diéguez Marcos, Alfredo de la Roza, Fernando Menéndez Viejo... Desde Covadonga se irradia una nueva forma de hacer música", destacó Sergio Martínez.

Cerró la jornada el dominico leonés Pedro Fernández Rodríguez, quien ejerce su ministerio en la Basílica Papal de Santa María la Mayor, en Roma. En su reflexión sobre la faceta litúrgica de Covadonga, enfatizó que "la clave es que la liturgia no sea un acto social, sino un encuentro con Dios, un encuentro de oración".