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La Guía Secreta De Asturias

Mirada vaqueira desde Brañaseca

La braña y pueblo del concejo de Cudillero cuenta con una extraordinaria vista de la costa, en medio de un paisaje que invita a recorrerlo

Un hórreo en uno de los barrios de Brañaseca. ANA PAZ PAREDES

Las brañas vaqueiras son una de tantas joyas de la Asturias rural. Concretamente Cudillero, concejo que tanto guapo tiene por ver, tanto en su costa como en la zona de montaña, es punto de destino para quienes quieran conocer su paisaje y su historia, donde un papel importante pertenece a los vaqueiros de alzada, que también tienen sus raíces y presencia en otros concejos, como Salas, Valdés, Tineo y Allande, además de Somiedo, Belmonte y Teverga, donde se constata su presencia a decir de los vecinos.

Existen, al efecto, varias rutas por la zona que animan a los senderistas a adentrarse por estos altos del paisaje, donde brañas y ganado comparten espacio llegado el verano. En el caso de Brañaseca, que dista unos 15 kilómetros de la capital del concejo, cabe señalar que en muy poca distancia entre San Martín de Luiña y el pueblo, que está a unos 550 metros, las vistas tanto de la costa como de todo el entorno son únicas si hace buen tiempo y el cielo está despejado.

Para llegar hasta Brañaseca se puede tomar la carreterina que partiendo de San Martín sube poco a poco hacia esta localidad y otras brañas de la zona. Se trata de la SL-13. El ascenso se va haciendo poco a poco y curva tras curva, y para quien no va dedicado a la conducción, lo cierto es que el paisaje se convierte en una auténtica sorpresa tras volver la vista atrás y, a medio camino de este pueblo vaqueiro, descubrir toda la costa de la que se ha partido, así como los pueblos que la habitan. Sin ser muy grande la subida, lo cierto es que las vistas, a poco que se descubren, son impresionantes.

Una vez en Brañaseca, lo que apetece es caleyarlo y descubrir aquí y allá, diseminadas por el horizonte y en medio de pequeños prados que parece que se va a comer el monte, caserías que en algún caso se han reconvertido actualmente en alojamientos rurales. Aunque los barrios del pueblo están un tanto diseminados, existe una buena vista panorámica de Brañaseca una vez dejado atrás el pueblo, en la carretera y en ascenso al parque eólico La Pumar, desde un mirador que se señala en la margen izquierda de la carretera, apenas unos metros dejada atrás la señalización del nombre de esta braña y pueblo vaqueiro. Justo desde ese mirador se pueden hacer fotos magníficas.

Un poco más adelante están los molinos y más allá se continúa por otras brañas hasta pasar al concejo de Valdés, pudiendo también desde allí y por la misma zona ir hacia Salas en un cruce determinado donde los tres concejos se encuentran y comparten la historia y el paisaje vaqueiros. Quien lo pisa una vez, seguro que regresa.

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