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Cita con la historia: faltan 5 días | Las mejoras aplazadas del real sitio

Covadonga, un santuario atrapado en el proyecto perpetuo

Tranvías, funiculares, aparcamientos... La histórica visita del próximo sábado de la Familia Real, en la que la Princesa Leonor protagonizará su primer acto oficial, reverdece la controversia sobre los planes para acondicionar el santuario, que llevan más de un siglo debatiéndose pero que nunca acaban de cuajar

Covadonga, un santuario atrapado en el proyecto perpetuo

Funiculares, aparcamientos, centros de recepción, tranvías... Cada cierto tiempo, a los dirigentes políticos se les ocurre "mejorar" Covadonga. Y, sobre todo en tiempos de vacas gordas, encargan proyectos que la mayor parte de las veces acaban convirtiéndose en papel mojado y guardados en un cajón. Hasta que otro mandatario los rescata años más tarde y los "actualiza". Son los proyectos de ida y vuelta de Covadonga, algunos de los cuales llevan ya un siglo apareciendo y desapareciendo, apareciendo y desapareciendo... De hecho, en la actualidad siguen en boca de los políticos: un funicular de El Repelao al santuario, un edificio de aparcamientos y un tren de cremallera de Covadonga a los Lagos.

La visita del próximo sábado de la Familia Real, con motivo de los tres centenarios del santuario -de la victoria de Pelayo contra los musulmames hace trece siglos, y de la coronación de la Santina y la declaración del Parque Nacional, en 1908- reverdece la controversia sobre proyectos de mejora del santuario que llevan más de un siglo debatiéndose y que nunca acaban de cuajar

El primer funicular. La idea de construir un remonte mecánico para acercar a los visitantes desde El Repelao hasta el santuario tiene ya 110 años. El primer proyecto surgió cuando se acercaba el anterior centenario de Covadonga. En 1908, más de 100.000 viajeros utilizaron el tranvía a vapor que unía Arriondas y El Repelao. La escasez de coches de alquiler obligaba a la mayor parte de los visitantes a recorrer a pie el kilómetro que separaba la estación de ferrocarril de El Repelao de la cueva y la basílica. El trastorno era enorme en días de calor o de tormenta y para los ancianos y las familias con niños pequeños. Así que se lanzó la idea y se abrió una suscripción popular para sufragar el coste del funicular, estimado inicialmente en 100.000 pesetas (600 euros). El entusiasmo fue tal que se daba por hecho que el remonte estaría listo para el verano de 1909. Pero en el verano de 1911 sólo se habían recaudado 76.100 pesetas (457 euros), menos de la mitad del coste recalculado del funicular. Y llegó 1918 con el proyecto paralizado. Tras las celebraciones del centenario, la idea cayó en el olvido.

Dos trenes a falta de uno. Tras resurgir en 1924 sin mucho éxito la primitiva idea del remonte desde El Repelao, los mandatarios de la compañía de Ferrocarriles Económicos de Asturias lanzaron en 1925 la idea de electrificar la línea de Arriondas a El Repelao. Aquella propuesta incluía como complemento dos funiculares: uno para acceder a Covadonga y otro, turístico, hasta la Cruz de Priena. La idea era extender el ferrocarril hasta debajo de la explanada de la basílica con una línea subterránea, con el mismo ancho e igual sistema y tipo de instalación eléctrica que la de los Ferrocarriles Vascongados. No cuajó y, tras un intento de rescatar el funicular en 1930 y tímidas demandas de los empresarios locales cada cierto tiempo, la idea cayó en el olvido durante más de 70 años.

El ascensor panorámico. Del funicular no se supo más hasta 2003, en pleno "boom" del ladrillo, cuando el entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, anunció a bombo y platillo un ascensor para llevar a los visitantes desde la finca Les Llanes hasta el santuario. La cosa iba en serio: el Principado adquirió la finca Les Llanes por 3 millones de euros (más varias prebendas urbanísticas para los propietarios) y elaboró el proyecto. El ascensor iba a tener dos vagones, con capacidad para 120 pasajeros. El Principado correría con todos los gastos, y la gestión correspondería al Consorcio de Transporte de Asturias (CTA). Pero llegó el tiempo de las vacas flacas: el estallido de la burbuja inmobiliaria y la consecuente crisis económica obligó a aparcar en 2009 el ambicioso proyecto.

De las musas al teatro. El consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, parafraseó a Lope de Vega cuando, hace unas semanas, más arreciaban las críticas porque muy poco o nada se había hecho con vistas a "Covadonga 2018". Entonces decidió pasar de las palabras a los hechos y retomó la idea del funicular. El coste máximo estimado es de 12 millones y la idea es que lo financie una empresa privada a cambio de la explotación de la infraestructura. Será un funicular de ladera que recorrerá los 272 metros que separan Les Llanes de la zona trasera de la escolanía en tres minutos, salvando un desnivel de 90 metros y una pendiente del 35 por ciento. Podrá transportar a 1.200 pasajeros cada hora, lo que cubre la máxima demanda: 10.000 visitantes al día en jornadas de máxima afluencia. El estudio de viabilidad ya se ha encargado y los mandatarios autonómicos confían en que, esta vez sí, el proyecto salga adelante.

Un tranvía a vapor. La concesión para la puesta en marcha del ferrocarril de Arriondas a El Repelao se formalizó el 27 de abril de 1903, pero el primer viaje tuvo que esperar hasta el 1 de enero de 1908. Costó 968.000 pesetas (5.818 euros) y el primer año ya transportó más de 100.000 viajeros y 37.552 toneladas de mercancías (principalmente, hierro y manganeso de las minas de Buferrera). Circulaban ocho trenes a vapor al día en cada sentido, que tardaban una hora en cubrir los 17 kilómetros del recorrido en cada sentido. Llegó a plantearse la electrificación de la línea, pero pronto comenzó el declive: en los años veinte surgieron competidores, la camioneta y el autocar, y empezó a descender el número de viajeros y las toneladas de mercancías, lo que condujo al cierre de la línea el 31 de julio de 1933. Desde entonces, cíclicamente, los empresarios de la zona reclaman la recuperación del viejo trazado ferroviario como tren turístico. Dirigentes autonómicos llegaron a prometer el tranvía a Covadonga en 2003 en varios mítines electorales celebrados en los primeros años de este milenio, pero en 2011 la recesión económica obligó a aparcar la idea.

Una ronda para el santuario. Los accesos a Covadonga siempre han dado quebraderos de cabeza a las autoridades políticas y religiosas. En 2005, Areces lanzó un ambicioso plan para Covadonga que, además del ascensor panorámico, incluía un nuevo acceso al santuario, la denominada ronda de Muñigu, de doble sentido, que permitiría habilitar un circuito de entrada y salida al santuario, lo que, en opinión de los técnicos, ayudaría a evitar las retenciones y atascos en la zona. Hubo varias alternativas, una de las cuales incluía un paso subterráneo bajo la explanada de la basílica para conectar en las inmediaciones del Gran Hotel Pelayo con la actual carretera de acceso a Covadonga. La crisis se llevó el proyecto al garete, aunque sí se ejecutó un acceso peatonal desde el aparcamiento de Muñigu, muy poco usado por los visitantes, afectado por los argayos y, en la práctica, abandonado.

El problema de aparcar. Es uno de los principales problemas de Covadonga en épocas vacacionales. De ahí que se hayan debatido múltiples soluciones en los últimos decenios. El "plan Areces" preveía habilitar un gran aparcamiento con 1.200 plazas en Les Llanes. Es el mismo que ahora pretende rescatar el consejero Fernando Lastra. El Ayuntamiento de Cangas de Onís también propuso hasta hace unos meses instaurar la zona azul (o verde) en el santuario. La idea contaba con el respaldo del Gobierno del Principado, pero fue rechazada por las autoridades religiosas del santuario, que prefieren que los visitantes sigan aparcando gratis. Ello pese a que el santuario se convierte durante el verano en un gran aparcamiento del plan de transporte a los Lagos (los parking de El Repelao, Muñigu y El Bosque son de pago). Esta situación provoca que en algunas jornadas apenas haya plazas libres en Covadonga para los visitantes del santuario.

Un parking subterráneo. Para solucionar los problemas de aparcamiento en Covadonga ha habido propuestas de todo tipo. Destaca la de construir un gran parking subterráneo bajo la explanada de la basílica, con 320 plazas. Contaba con todos los parabienes de la Iglesia de Asturias y se planeó conectarlo con la ronda de Muñigu, de manera que completara el circuito de entrada y salida al santuario. Nunca se desveló su coste y, como el resto del "plan Areces", se lo llevó la crisis.

Un aparcamiento en altura. Existe un proyecto, elaborado por los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca (autores del plan especial de protección paisajística y monumental del real sitio de Covadonga en 2005) y paralizado desde hace un decenio, para construir un edificio de aparcamientos detrás de la escolanía. Gusta a la Iglesia, que incluso propuso su construcción el pasado mes de diciembre, y a los empresarios. En 2009 se calculó que costaría 2,5 millones. Tendría dos plantas con 77 plazas de parking, cada una, en un edificio semienterrado que ocuparía una superficie de 5.400 metros cuadrados. Sería de pago, pero en este caso la Iglesia sí lo acepta. El principal problema es quién asumiría su financiación.

Un centro de recepción. Otro de los caballos de batalla de Covadonga en los últimos años. Areces propuso en 2005 crearlo en la casona de la finca Les Llanes, pero esa posibilidad provocó entonces un frontal rechazo de la Iglesia, que temía perder el control sobre las visitas. También llegó a plantearse la posibilidad de crear un edificio de acogida de visitantes en el santuario, pero todo quedó en nada.

Y un tren de cremallera. Otra vieja aspiración de los empresarios de la zona es construir un ferrocarril de Covadonga a los Lagos. Se habló durante decenios de aprovechar el trayecto por el que se bajaban los minerales desde Buferrera hasta El Repelao para reconvertirlo en telesillas o un funicular, pero no fue hasta que gobernó la derecha en Asturias cuando la idea se planteó en serio. El entonces consejero de Fomento, Juan José Tielve, ideó un funicular de Covadonga a los Lagos, que reunió un amplio respaldo en Cangas de Onís. La división de la derecha y la victoria de la izquierda en 1999 hizo que el proyecto quedara descartado. Hasta que hace un año una multinacional manifestó su intención de financiar la ejecución del el proyecto a cambio de la explotación del remonte. El Gobierno del Principado ha prometido estudiar su viabilidad y de hecho ya ha sacado a licitación la redacción del estudio de alternativas y de impacto ambiental del acceso multimodal a los Lagos de Covadonga. El proyecto está en el aire.

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