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Una esquiladora francesa a 25 por hora

Lucie Furet, afincada en Infiesto, está especializada en despojar de lana a las ovejas xaldas | "En otros países se valora más este trabajo"

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Pastor de oveja xalda y esquiladora en Llanera

Sesenta madres de oveya xalda recién esquiladas tiene Óscar Gómez en su finca de Fanes, en Llanera. Gómez es uno de los pocos asturianos que optan por criar esta raza autóctona asturiana, una oveja de carne más suave y sabrosa, que se adapta al territorio y que estuvo a punto de desaparecer en los años 80, cuando se llegaron a censar menos de ochocientas hembras en todo el Principado.

Si en los años 50 había en Asturias 500.000, ese registro bajó en picado, y en treinta años, menos de lo que tarda hoy un guaje en emanciparse de casa o en tener su primer hijo, la oveya xalda se plantó al borde de la desaparición. La raza fue declarada en peligro de extinción y ahí sigue, luchando por mantenerse y por volver a arraigarse en una región de la que nunca debió salir.

Pequeñas pero bien proporcionadas, estas ovejas tienen una lana blanca o negra y que no forma tirabuzones, pero que resulta dura de manejar para hacer ropa. Por eso se dedica a alfombras o acaba, lamentablemente, quemada en una hoguera, porque, como dice Gómez, "nadie la quiere". Su carne, muy rica en omega 3, se considera un auténtico manjar entre los amantes del cordero. Mucha menos grasa, una textura más suave y, como puntualiza Óscar Gómez, "hay que probarla".

Las ovejas de Óscar Gómez son especiales. Uno, porque son de las pocas que hay en la zona, y dos, porque él es uno de los escasos ganaderos ovinos que optan por el esquilado profesional, una tarea que la semana pasada llevó adelante la esquiladora francesa Lucie Furet en la finca de Gómez.

Natural de La Provenza, Furet nació entre ovejas, se enamoró de estos animales y convirtió su amor por ellas en un trabajo profesionalizado. Basta ver cómo las mira, con ternura. La velocidad de Furet esquilando es de 25 ovejas a la hora con un sol de justicia. "Una máquina", asegura Gómez, que no duda en que siempre recurrirá al trabajo de esta experta para mimar a sus animales.

Lucie Furet vive en Infiesto desde hace seis años. Se enamoró de Asturias, del carácter "rural" de su gente. Vino, se le encogió el corazón y se quedó, aunque reconoce que en el Principado aún son pocos los que la llaman para esquilar a sus animales. "Es verdad que en los últimos años estamos creciendo, pero tenemos que salir mucho fuera, vamos a otros países en donde se valora más la importancia del esquilado, Francia, Italia, Austria... y también vamos echando una mano a los colegas que tenemos en el País Vasco".

Aun así, el buen manejo de Lucie Furet no pasa inadvertido, y cada año son más las ovejas asturiana que pasan por sus manos, por sus tijeras y por su técnica "bowen", un sistema importado de Nueva Zelanda que deja a las ovejas más chulas que ningunas. Este año, en el Principado fueron cuatro mil.

Hay que tomar como referencia ese país, que pide que esquilar las ovejas sea modalidad olímpica, mientras que en Asturias la mayoría son despojadas de su lana a base de tijeretazos de sus dueños. "Hay que darse cuenta de que el esquilado profesional es muy importante; ellos saben cómo manejar al animal y tienen máquinas especiales que facilitan mucho el trabajo. Las ovejas están más tranquilas", asegura este ganadero de Llanera.

¿Por qué en Asturias se dejó de criar oveya xalda? La explicación es la de casi siempre en estos casos: la rentabilidad. "Se buscan ovejas que crezcan mucho y rápido, pero esta carne no tiene nada que ver, no tiene comparación. Además, no se pueden vender todos los corderos, por ser una raza en peligro de extinción. Los que se comercializan son rentables, se pueden llegar a pagar hasta el doble que por un cordero común", apunta Óscar Gómez.

En el prado donde pastan las madres libres de sus lanas, "Tango" se encarga de volverlas al redil. Un perro de ojos lánguidos y mirada tranquila que casi no necesita ladrar para que el rebaño haga piña. "Es un animal muy útil tanto para el paisaje como para el territorio, se adapta muy bien a las condiciones de Asturias y es una pena que la gente no se anime a criarlas, porque dan muy poco trabajo para el rendimiento que ofrecen", concreta el ganadero.

Ahora mismo son 126 los ganaderos que forman parte de la Asociación de Oveya Xalda Asturiana y venden los corderos bajo un sello específico de calidad que avala la procedencia del animal. El colectivo se fundó en 1992 y garantiza el marcaje de los corderos nacidos en el año, a los que se les entrega el certificado correspondiente. La xalda es una oveja de origen celta, al igual que la ouessant de Bretaña, la black Wales (negra galesa) de Gales y la morite (oveja de los páramos) de las islas Shetland en Escocia. Ágiles y con una alimentación basada en hierba y cereales de grano, explica Óscar Gómez que es un animal "de porte rústico", y tanto le gusta mirar a su rebaño que intenta que su hijo Pelayo Gómez se aficione al cuidado de las xaldas. "Ya ayudo, a mí también me toca", señala.

Las hembras pueden alcanzar una media de 32 kilos y los machos llegan hasta 40. Gómez subraya que cambiar las vacas por las ovejas xaldas fue una de las mejores decisiones de su vida. Y por eso las cría con mimo en su finca de Llanera. Dicen que hay lista de espera para comprar uno de sus corderos.

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