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El milagro de una pareja en Cudillero

Un vecino eludió subirse al autobús con su mujer, embarazada, tras sentirse indispuesto: "Es como volver a nacer" | La localidad de la que partió el vehículo, consternada

Marcelino Pérez, Rosa Alarcón, Maribel Cantera y Pedro Rodríguez, todos ellos turistas, ayer, en la marquesina de Cudillero. A. F. V.

"Es como volver a nacer". Pocas veces un dolor fue tan oportuno como el que sintió David García ayer. Y es que el malestar con el que se despertó pudo haberle salvado la vida. A él, a su mujer y al bebé que esperan para noviembre. Esta pareja, afincada en Cudillero, tenía previsto subirse a las doce y media en el autobús con destino a Gijón que sufrió el fatal accidente, pero la indisposición de García les hizo cambiar de planes y posponerlo para la tarde: "Puede que gracias a eso estemos vivos", manifestaba.

"Tengo el susto en el cuerpo. Me acabo de enterar del accidente por LA NUEVA ESPAÑA y estoy alucinando. De la que nos hemos librado", asegura David García, mientras apura las últimas caladas de un cigarrillo en el recodo de la calle Juan Antonio Bravo de Cudillero. Espera allí a su pareja, en el mismo lugar donde el viernes cogieron el Alsa para ir a hacerse una ecografía. "La suerte, a veces, es increíble", acierta a decir, conmocionado tras el fatal suceso.

La misma consternación se reflejaba en las caras de los viajeros que llegaban a casa en la misma línea de autobús. "Es algo que impresiona. Fui a las seis y media de la mañana con el mismo conductor y el mismo autobús que tuvieron el accidente. Estoy impresionada", musita Delfina Fernández, una habitual de la línea, nada más bajarse del autobús en Cudillero. "Es un trayecto muy familiar. Nos conocemos todos, incluidos los conductores. Omar López es un chico majísimo. Esto es muy duro", lamenta la pixueta, que desea la pronta recuperación del piloto.

Habitual en el trayecto, Fernández asegura que son pocos los vecinos que se montan en el bus de las doce y media. "Es la que menos pasaje lleva. Esperemos que no haya ningún fallecido del pueblo. Qué desgracia", abunda la pixueta.

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