El accidente del autobús de Cudillero a Gijón cogió al personal de Urgencias del San Agustín del turno de mañana a punto de ir a comer, pero muchos se decidieron doblar. "Cuando ocurre una catástrofe como esta lo habitual es que todo el personal se vuelque y eso es lo que han hecho", aseguró Enrique González, gerente del Área III. Poco después del impacto brutal a la salida de Avilés, comenzaron a llegar ambulancias al centro sanitario e, inmediatamente, comenzaron a sonar los teléfonos. "Gente de la calle se ofreció a donar sangre", celebró González en las dos ruedas de prensa que celebró para clarificar los detalles de uno de los accidentes más graves de Asturias.

"Hemos contado con todo el personal quirúrgico. Lo que tenemos que hacer los que nos ocupamos de la dirección es facilitar las cosas para que los médicos trabajen", destacó González. Además, cuatro psicólogas llegaron a Urgencias para atenuar el golpe de la pérdida, el dolor de la tragedia.

La jefa de Urgencias, Mercedes Albuerne, felicitó a sus compañeros, pero hizo énfasis en los familiares de pacientes ajenos al accidente: "Cuando supimos la noticia salimos a comentarles que íbamos a retrasarnos y que iba a haber problemas. Sólo hemos tenido apoyo y buenas maneras por parte de todo el mundo. Y ha sido muy fácil sacar esto adelante".