El empresario Francisco Rodríguez disfrutó ayer de un cumpleaños muy especial. El fundador y presidente de Industrias Lácteas Asturianas sopló las 81 velas recibiendo el cálido reconocimiento del pueblo de Navia, municipio en el que comenzó su exitosa trayectoria empresarial a comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado, una carrera que lo ha llevado, al frente de una gran compañía, a triunfar en el mercado internacional. Desde ayer, Francisco Rodríguez da nombre a una plaza en el centro de la villa, que le ha dedicado, igualmente, un busto en bronce, obra del artista Manuel García Linares. "Supone mucho; al final se puede decir que es la condensación de sesenta años de presencia en este pueblo", afirmó el homenajeado, que reconoció que este afecto "es mutuo".

En nombre de la Corporación municipal, el alcalde, Ignacio García Palacios, quiso destacar la "enorme aportación" de Rodríguez al municipio, y a toda Asturias. "Lo que comenzó con siete empleados, ahora son setecientos. En Navia recibimos su generosidad benefactora y su estrecha relación como el concejo en aspectos tan fundamentales e importantes como son el empleo, la cultura, los deportes, o la colaboración directa en actuaciones vecinales o municipales", aseveró el primer edil naviego.

Precisamente ese carácter benefactor fue lo que llevó al Pleno a bautizar con el nombre del empresario una plaza en la capital del municipio, justo al lado de la estación de autobuses. Posteriormente, y a través de una suscripción popular, se costeó el busto, que fue recibido con halagos tras ser descubierto por el propio Rodríguez.

En su intervención, Francisco Rodríguez, natural de Leitariegos, en Cangas del Narcea, e hijo adoptivo de Navia, recordó la acogida que le prestó el pueblo costero, donde se aventuró "a navegar", y no se olvidó en su discurso de los inicios, en un salón de baile del pueblo de Anleo, "en cuyo interior comenzaron a hacerse unos quesos de sencilla honradez gastronómica".

Subrayó, igualmente, la "continuidad y apoyo" recibidos dentro "de una circunstancia no del todo favorable para el conjunto de la Cornisa Cantábrica". Remató asegurando que se trata de un "inmenso honor" que se haya plasmado su nombre en "uno de los más representativos lugares de la villa".

Aún con esas, Francisco Rodríguez incidió en que "aún queda mucho por hacer, no hemos terminado", y que todo el camino andado debe tener continuidad en el futuro. "Tengo la esperanza de poder seguir avanzando en más cosas que den trabajo, porque el hombre cuando tiene trabajo tiene lo principal, y empieza a empobrecer cuando se queda sin trabajo", argumentó el empresario.

Al acto, en el que participaron numerosas personalidades de la empresa, la política y la cultura a nivel regional y local, también asistió el autor del busto en bronce, el tinetense Manuel García Linares, que tuvo palabras de alabanza para con su amigo: "Es muy raro en estos tiempos dar con un empresario que sea humanista; este reconocimiento es muy importante, porque se necesita el apoyo moral de los vecinos, que a su vez se ven beneficiados", aseveró.

Fueron muchos los familiares, amigos, compañeros y empleados que se sumaron al homenaje, que esquivó la lluvia y pudo celebrarse con normalidad en la nueva plaza Francisco Rodríguez. El fin de fiesta tuvo lugar en el remodelado Casino de Navia, donde el coro "Villa de Navia" interpretó varios temas para acompañar la recepción oficial, a la que todo el pueblo estuvo invitado.