El exconsejero de Educación condenado a seis años de cárcel por el "caso Marea", José Luis Iglesias Riopedre, aún siente resquemor con la que fue su segunda en el área que dirigía cuando formaba parte de Gobierno del socialista Vicente Álvarez Areces. "Me siento defraudado con María Jesús Otero, no me esperaba algo así de gente allegada como ella", dijo sobre la exdirectora general de Planificación de la consejería, también sentenciada a nueve años y medio. Riopedre se expresó así durante el juicio celebrado ayer contra los propietarios de la empresa Igrafo, donde declaró como testigo para ayudar a esclarecer si los hermanos Víctor Manuel y José Roberto Muñiz cometieron los delitos fiscales de los que se les acusa. A ambos les piden seis años y tres meses de cárcel y el pago de 1,28 millones de euros.

José Luis Iglesias Riopedre -condenado entre otras cosas en "Marea" por consentir un esquema de contratación que beneficiaba a las sociedades Igrafo y Almacenes Pumarín (Apsa)- se refirió a María Jesús Otero cuando el abogado de Víctor Manuel Muñiz, Miguel Valdés-Hevia, le preguntó por un viaje de placer que realizó en su día junto a su mujer a Tenerife y que habría pagado Igrafo. "Fue un regalo que me hicieron unos amigos cuando cumplí 70 años (ahora tiene 78). Todos pusieron dinero y se lo entregaron a María Jesús para que pagase el viaje, pero yo no sabía nada de eso", explicó.

El exconsejero también respondió a preguntas sobre otra estancia suya en Barcelona que también habría sido costeada por Igrafo. "Eso fue un viaje a un congreso al que estaba invitado por el Ministerio de Educación. Pensé que estaba financiado por dietas", dijo Riopedre. La de ayer fue la segunda jornada de un juicio que se prolongará hasta mañana. El lunes declararon los propietarios de Igrafo, que se consideran inocentes de todas las acusaciones. Ayer lo hicieron los sobrinos de María Jesús Otero, el asesor fiscal de las empresas de turismo rural con las que la exdirectora general levantó un imperio -apartamentos, adosados, chalés y casas rurales de lujo- y un albañil y un escayolista, a los que se les preguntó por algunas obras en centros educativos y dependencias públicas relacionadas con Igrafo. El nombre de María Jesús Otero estuvo presente durante toda la vista.

El piso de Zaragoza

A uno de los sobrinos de Otero las partes le preguntaron por la reforma de un piso de su propiedad en Zaragoza que también se habría realizado a cargo de Igrafo. "Mi tía fue la que se encargó de buscar la empresa para las obras y de costearlas. Lo pagó todo ella, fue un regalo que me hizo", aseguró. El procedimiento judicial seguirá hoy con el análisis de las periciales y finalizará mañana con las conclusiones de las partes. El juicio contra los dos propietarios de Igrafo fue suspendido el pasado mes de mayo al considerar la juez que faltaba una prueba esencial en el proceso, un anexo de unas mil páginas con más de 200 facturas que acompañaba al informe de los expertos de Hacienda.