En la más absoluta y estricta intimidad, los familiares y amigos más cercanos de Yésica Menéndez le brindaron, en la tarde de ayer, un último adiós. En una sencilla ceremonia, de unos diez minutos de duración y dirigida por el párroco de La Caridad Francisco Javier Fernández, una veintena de personas asistieron al acto, que se celebró en las instalaciones del tanatorio de Jarrio, en el concejo de Coaña. Por expreso deseo de la familia, no se recibieron muestras de duelo.

Posteriormente, el cadáver de la víctima del último crimen machista en Asturias recibió sepultura en el cementerio de Miudes, la parroquia franquina a la que pertenece la localidad de Castello, de donde es originaria la familia de la joven.

El sacerdote quiso trasladar al círculo más cercano el sentir general que vive la comarca. "Les expliqué que aunque no estaban allí presentes físicamente, todos los vecinos del concejo están acompañando de corazón a la familia", apuntó Fernández al término del acto.

De Souza, a la espera

Mientras se llora a Yésica Menéndez, el cadáver de su marido permanece en el Instituto de Medicina Legal a la espera de que le reclame su familia para decidir el destino de sus restos mortales. Abdenego de Souza es de origen brasileño, pero residía en La Caridad desde hacía unos diez años, sin que se le conociera familia en el entorno. "Nunca se vio a nadie por aquí. Debía de estar solo, sin familiares aquí", afirmó una vecina a pocos metros de la vivienda donde se produjo el terrible crimen.

Este es el procedimiento habitual en los casos de fallecimiento de personas sin familia conocida o que está en el extranjero. Los restos mortales se conservan en los depósitos-nevera del Instituto de Medicina Legal mientras se localiza a los familiares, a los que se les comunica el fallecimiento y se les pregunta el destino que se le quiere dar al cadáver. En el caso de los extranjeros, si la familia lo solicita se tramita el traslado al país de origen. En esos casos se suele proceder a la incineración, para evitar engorrosos trámites burocráticos, ya que la urna con las cenizas se puede trasladar como equipaje de mano.

Otra cuestión es si nadie reclama el cuerpo. Fuentes jurídicas explicaron que en estos casos, cuando pasa un tiempo prudencial, el Instituto de Medicina Legal se pone en contacto con los Servicios Sociales municipales para que se hagan cargo. "Todos los ayuntamientos deben tener espacios reservados y presupuesto para estos casos. Si no aparece la familia o cualquier allegado que se haga cargo, es el ayuntamiento el que se hace cargo del entierro", señalaron. Ayer, según distintas fuentes, no se tenía conocimiento de que se hubiera reclamado el cuerpo del asesino.