Manuel Martín es un visitante asiduo a Covadonga y el Día de Asturias no podía faltar a la cita. Sabedores del barullo que se esperaba -al final fue menos del temido- su familia optó por quedarse en casa. Él no. "Yo vengo por la Virgen, por el Real Sitio...", explicó este trabajador de la Casa Sacerdotal de Oviedo. Ayer aprovechó de paso para tratar de ver a la Familia Real en la primera visita oficial de la Princesa de Asturias a su Principado.

Martín esperó paciente en primera fila, detrás de una de las vallas de la explanada de la basílica, frente a la estatua de Pelayo. Dijo entender la imposibilidad de asistir a misa -por motivos de seguridad, a la basílica accedieron sólo los invitados- y quitó importancia a las quejas de algunos fieles.

Al final tuvo su premio: pudo saludar uno por uno al Rey, a la Reina y a sus hijas e hizo bastantes fotos. Y lo que más le prestó: "Mi mujer Saray y mis hijos Mónica, Carmen, José, Alberto, Ana y Beatriz me vieron también por la tele".

Leovigildo Moreno se fue también contento de Covadonga. De vacaciones en Asturias, decidió prolongarlas al saber de la visita real al santuario mariano: "Da gusto ver este paisaje y este lugar". A eso de las nueve de la mañana se plantó con su silla en la explanada, junto a la Casa Capitular -ya no pudo coger la primera fila, pero casi, lamentó- y esperó sentado junto a su mujer. Ambos lograron finalmente saludar a los Borbón. De ello presumirán estos días, ya de vuelta en su pueblo, Villar del Pedroso (Cáceres).