La grandiosa naturaleza de Los Lagos ofreció ayer un inesperado regalo a la familia real. Justo cuando los Reyes y sus hijas inauguraban el Mirador de la Princesa, un arco iris se desplegó sobre el macizo central de los Picos mientras, a lo lejos, resonaban los truenos que anunciaban una tormenta que no llegó a descargar hasta que concluyó el acto del centenario del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, hoy de los Picos de Europa.

Justo el día en que se cumplían cien años de la estancia de Alfonso XIII y de la reina Victoria Eugenia en este enclave, para oficializar la declaración del parque nacional, Los Lagos acogieron ayer una nueva visita real. Tras los actos de la mañana en Covadonga, Felipe VI, doña Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía llegaron a las seis de la tarde al Enol para celebrar el centenario del espacio protegido. Allí les esperaban, además de las autoridades, un grupo de alumnos del Colegio Corazón de María (Codema) de Gijón, varios boy scouts de Avilés y media docena de integrantes del Club Atletismo de Cangas de Onís, todos ellos de una edad similar a la de la Heredera.

Nada más bajarse del coche, los Reyes y sus hijas recibieron unos bastones, elaborados en madera de avellano por el artesano Arturo Pérez, de Caín (León). La ascensión al pico Sohornin, donde se ubica el nuevo mirador, arranca desde el monolito en homenaje a José Ramón Lueje que hay en las inmediaciones del lago Enol. La familia real saludó allí a los escolares, boys-scouts y atletas, muchos de los cuales apenas podían disimular los nervios y la emoción del momento. "La verdad es que estamos muy ilusionados y contentos porque nos hayan invitado", reconocía José Bermejo, estudiante del Codema gijonés. "Qué guapa", exclamó una compañeras al ver a Leonor.

Para entonces, todavía no había nublado del todo en las alturas del parque nacional, aunque Felipe VI, nada más poner el pie en la verde pradera de los Picos, acertó de pleno en el pronóstico: "Va a ser el último rayo de sol que veamos", afirmó. Lo cierto es que así fue, porque las nubes se enseñorearon del paisaje justo cuando la comitiva emprendió la ascensión hasta el Mirador de la Princesa, una caminata de diez minutos en la que la familia real demostró un envidiable tono físico. Especialmente ágil se vio a la Infanta Sofía durante el descenso del pico.

Así esperaban a los Reyes en Los Lagos

Así esperaban a los Reyes en Los Lagos

Ya de vuelta del mirador, los Reyes y las Infantas saludaron al personal del parque nacional, con su director, Rodrigo Suárez, a la cabeza. Después, departieron con una delegación de ganaderos y pastores. Antes de concluir el acto en los Picos, en el que estuvo Jesús Ortiz, padre de la Reina, el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González, regaló a la Princesa Leonor y a su hermana una imponente yegua asturiana llamada "Xana.

Los Reyes y sus hijas abandonaron Los Lagos entre aplausos de los ganaderos pasadas las seis y media de la tarde, impresionados con el paisaje. Y es que, como bien dijo el veterano pastor Antonio Fernández mientras esperaba a los monarcas junto al Enol: "¿Habralo más guapo?".