La ovetense Andrea Rodríguez Alonso (1986) es enfermera, pero aspira a ser doctora. No es que quiera ser médica, sino doctora en enfermería con una investigación sobre la sexualidad de las personas parapléjicas o tetrapléjicas. Se propone, en definitiva, elevar varios escalones el nivel científico y académico de una profesión centrada en esa faceta humana tan esencial que se denomina "cuidados", y que quizá demasiadas veces ha vivido a la sombra del prestigio que la sociedad otorga a los facultativos. Eso era así, pero ya no lo es; o lo es cada vez menos.
Andrea Rodríguez ejerce como enfermera en el centro de salud de Santa Eulalia de Morcín. El pasado viernes recibió el premio -una beca- al mejor proyecto de tesis doctoral del país en el área de enfermería. Una distinción que otorga la Cátedra de Enfermería Familiar y Comunitaria de la Universidad de Alicante, y que le fue entregada en la capital mediterránea.
En esa ceremonia, la enfermería asturiana se llevó la práctica totalidad de unos galardones convocados a escala nacional. En el mismo acto fue distinguida toda la trayectoria profesional de Enrique Oltra, profesor de la Facultad de Enfermería de Gijón y director de la tesis doctoral de Andrea Rodríguez.
La investigación de la enfermera ovetense lleva dos años en marcha. Versa sobre la vida sexual de hombres y mujeres con lesión medular adquirida (parapléjicos o tetrapléjicos). En ella participan unos 140 lesionados medulares asturianos que han sido atendidos en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). En su indagación cuenta con la colaboración de Aspaym, asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades físicas.
"La sexualidad de estas personas es una faceta poco tratada, y en ocasiones se ha abordado de forma un tanto reduccionista, muy centrada en lo genital o en el simple acto sexual", subraya Andrea Rodríguez. La cuestión es mucho más amplia: "A veces se da a entender que las personas con diversidad funcional son asexuales, se les excluye por el mero hecho de ser diferentes, y eso les genera una situación de incertidumbre y de angustia sobre una faceta tan fundamental como es el sexo". La tesis tiene una parte mas cuantitativa, de datos, y otra más cualitativa, que desgrana modos de vivir, de sentir, de expresarse...
Andrea Rodríguez cursó la carrera de Enfermería. Acto seguido, aprobó el EIR -examen equivalente al del MIR, pero dirigido a enfermeros- y realizó la especialidad de Matrona. Ejerció como tal durante un corto periodo de tiempo, y de nuevo se embarcó en la prueba EIR, la superó y realizó una segunda especialidad: Enfermería Familiar y Comunitaria. No contenta, también tiene un máster en Sexología.
A esta enfermera ovetense le tira la investigación. "Me gusta investigar y me interesa la temática en la que estoy trabajando; además, cuando estás en contacto con investigadores te motivas más", precisa. Andrea Rodríguez sostiene que la investigación contribuye "a mejorar en mi trabajo y a mi enriquecimiento personal". Y confiesa que la docencia le encanta.
Pero en el fondo de esta ambición de saber se detecta un modo de ser enfermera marcado por el inconformismo. "La enfermería dispone de un cuerpo muy amplio de conocimientos propios, y tiene los cuatro pilares básicos: asistencia, gestión, investigación y docencia", señala la sanitaria ovetense. Y Enrique Oltra, director de su tesis, completa la reflexión: "Los cuidados propios de la enfermería son cuidados profesionalizados, y eso significa ir al fondo, investigar, profundizar. Es un campo que permite un avance infinito, porque los cuidados son la base de la supervivencia de la especie humana. Sin cuidados, la especie humana habría sucumbido".
