Un 26 por ciento de las muertes en las carreteras asturianas, o lo que es lo mismo, una de cada cuatro, están relacionadas con las distracciones al volante, como el uso del teléfono móvil u otros dispositivos, que se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años, hasta el punto de que se multa a siete conductores al día por usarlos. Por extraño que parezca, las distracciones causan más muertes en Asturias que la conducción bajos los efectos del alcohol y las drogas, que está detrás de la muerte del 19 por ciento de los accidentes mortales. Y a nivel nacional, el móvil es desde 2016 la primera causa de accidentes mortales, por encima del alcohol y de la velocidad, según aseguró hace unas semanas el director general de Tráfico, Pere Navarro, quien llegó a anunciar un endurecimiento de la pérdida de puntos (ahora son tres) para aquellos conductores sorprendidos hablando por el móvil.

Por ese motivo se ha iniciado una campaña en Asturias, que se prolongará durante toda la semana, en la que los agentes de la Guardia Civil perseguirán especialmente el uso de los dispositivos y otras prácticas que pueden causar un accidente, desde el encendido distraído de un cigarrillo, a rebuscar en la guantera, programar el GPS o circular con desatención.

La campaña contará además con la participación de voluntarios de la Asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades físicas (Aspaym). Los voluntarios estarán hoy, a partir de las tres y media de la tarde en la entrada a Gijón por la Autovía Industrial (AS-II), a la altura del restaurante Marieva Palace. Los voluntarios, todos víctimas de accidentes de tráfico, acompañarán a los agentes encargados de realizar los controles. En ese momento, se acercarán al vehículo retenido, trasladándole el mensaje común de la campaña y mostrando las consecuencias y secuelas de las imprudencias.

Según datos de la DGT, el uso del móvil durante la conducción aumenta entre tres y cuatro veces el riesgo de choque. Marcar un número, responder a una llamada, leer o contestar un whatsapp, manipular el navegador o utilizar las redes sociales, supone apartar la vista de la carretera durante un tiempo, periodo en el que el vehículo circula sin control.

Tráfico es consciente de que el teléfono móvil aporta seguridad y protección, especialmente en momentos de urgencia o de necesidad. Llevarlo permite, en caso de avería, accidente o cualquier otro tipo de incidencia, transmitir información rápida y precisa, y demandar la ayuda necesaria.

Sin embargo, el uso del móvil genera un elevado riesgo de distracción. Según el proyecto ESRA (Encuesta sobre Actitudes de los Usuarios de la Vía), realizada en 38 países, el 56 por ciento de los españoles declara haber hablado por el "manos libres" en el último año (por encima de la media europea, que es el 51 por ciento) y el 35 por ciento reconoce que lo ha hecho "sin manos libres". Además, el 36 por ciento de los conductores españoles reconoce que ha leído mensajes de texto alguna vez en el último año y el 26 por ciento que los ha enviado.

Tras un minuto y medio de hablar por el móvil (incluso con manos libres) el conductor no percibe el 40 por ciento de las señales, su velocidad media baja un 12 por ciento, el ritmo cardíaco se acelera bruscamente durante la llamada y se tarda más en reaccionar.