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Tres presos cántabros buscan redención en el Camino de Santiago por Asturias

"Acabé en una celda por perder los valores que me enseñaron, quiero reencontrarme", dice uno de los internos, que van con tres funcionarios

Tres presos de El Dueso recorren el Camino de Santiago

Tres presos de El Dueso recorren el Camino de Santiago

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Tres presos de El Dueso recorren el Camino de Santiago Caravia, L. Á. VEGA

Un preso puede encerrarse en sí mismo, en la distorsionada lógica que le arrojó a una celda, y mascullar su odio hacia el mundo, o por contra puede intentar sacar algo de la experiencia extrema que es una cárcel. Miguel, Gerardo y Kevin son tres reclusos de la cárcel cántabra de El Dueso que han decidido sacar el máximo provecho de su periplo carcelario, y no por los motivos interesados que podría pensarse.

Los tres forman parte de "En búsqueda", un proyecto que cumple este año 25 años y que trata de operar un cambio en los reclusos a través del compromiso social. Algunos han trabajado como voluntarios en Lourdes, para ayudar a los enfermos que acuden al santuario en busca de consuelo. Otros han dado charlas en los centros escolares sobre "las decisiones equivocadas" que les llevaron a prisión. Plantan alubias en el huerto de la cárcel para financiar una escuela en Guatemala. O, como ayer, recorren el Camino de Santiago buscando la redención más difícil, la interior.

"Acabé en la cárcel porque había perdido los valores que me enseñaron mis padres. Con esto estoy tratando de redimirme, de reencontrarme", confiesa Miguel. Durante un permiso de cinco días, los tres reclusos, acompañados de otros tantos funcionarios, están recorriendo el Camino por la costa asturiana. Ayer cubrieron la veintena de kilómetros que separan Caravia de Priesca, en Villaviciosa, uno de los tramos más bellos de la ruta por Asturias.

Anteayer durmieron en un albergue, con otro sesenta peregrinos, una veintena de ellos extranjeros. "Después de estar encerrado allí, te encuentras con un buen rollo, una amabilidad, un espíritu de sacrificio y un afán por compartir que no los ves en la vida que has tenido", asegura Miguel. Este recluso confiesa que el programa le ha despertado la necesidad de "hacer algo, de echar una mano".

Si algo busca el programa es volver a conectar a los presos con los otros. "No se trata de hacer una caminata para pasarlo bien. Se trata de una búsqueda. Del paisaje, del espíritu, de la relación interpersonal, del encuentro con los otros, también con otras culturas, que es lo que ofrece el Camino", explica el trabajador social Bernardo Pérez, promotor del programa. "En búsqueda" se ha distinguido tanto limpiando tramos de la ruta, pintando señales o ayudando a los albergues que la agrupación de asociaciones del Camino Norte va a distinguirles con una placa el día de la Merced. El programa tiene una relación especial con el albergue de Güemes, donde un preso pasa la parte final de su condena.

"Yo acabé en la cárcel por intentar vivir una vida que no era la mía, una vida sin sacrificio", confiesa Gerardo, condenado por delitos económicos. El contraste con lo que fue y lo que trata de llegar a ser es abismal. "Antes, con un permiso de tres días, me hubiese ido a Madrid de farra. Esta experiencia me ha permitido encontrarme con algo que en la vida normal no haría, lejos del estigma del dinero. Con un poco de esfuerzo se puede mejorar todo", añade.

Respeto al prójimo

Sobre todo, el programa le ha abierto a una realidad que desconocía. La ayuda a los enfermos, por ejemplo. El Lourdes trabajan de siete de la mañana a nueva de la noche. Hay gente que no puede moverse, a la que hay que limpiar. "Es una gran experiencia. Descubres el respeto al prójimo. Son personas que ya te están dando las gracias solo con la mirada", aseguran estos presos.

Para Kevin, el recluso más joven, estar en el programa le ha permitido revisar una trayectoria de la que no se siente muy orgulloso. "Te das cuenta del daño que has hecho, a la familia, a la gente que te quiere, las fechas importantes en las que no han estado. Esto te sirve para centrarte en las cosas que de verdad importan. Yo antes trataba de vivir la vida lo más rápido posible. Se agradece mucho esta oportunidad que nos están dando", admite. Y es que les permite "respirar la libertad", esa de la que están privados, a pleno pulmón.

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