Guillermina Mier Campillo, la "güela de Bulnes", falleció ayer a los cien años de edad. Pionera de la hostelería en los Picos de Europa y toda una institución en Cabrales, la muerte de Guillermina Mier ha llevado el luto al municipio. Fue la fundadora de Casa Guillermina, negocio que ahora lleva uno de sus hijos.

Quienes la conocían aseguran que era una gran mujer, vital, muy humana y generosa. Jamás salió nadie de su restaurante sin comer, tuviera o no dinero. "Había gente que llegaban sin nada, me pedían un bocadillo y les invitaba a comer lo que fuera", recordaba el día que cumplió cien años. Hasta hace tres años estuvo al pie del cañón, en la cocina de Casa Guillermina. Y siguió ayudando mientras pudo. En los últimos años vivía en Bulnes de marzo a diciembre. Solo en el invierno se trasladaba a Arenas con sus hijos.

Había nacido el 11 de enero de 1918, unos meses antes de que se constituyera el primer parque nacional de España, el de la Montaña de Covadonga. Mucho tiempo después, en los primeros años noventa, Guillermina Mier fue una de las voces que se levantaron contra la ampliación del parque nacional a los tres macizos de los Picos de Europa. La mayoría de los habitantes de la zona rechazaba la ampliación, al considerar que limitaría las posibilidades de desarrollo de los pueblos; más aún aquellos que, como Bulnes, iban a quedar dentro del espacio protegido. Y Guillermina Mier, mujer reivindicativa, no dudó en hacer públicos sus temores y los de sus convecinos.

Años después de la ampliación, Guillermina Mier dejó también patente su firme oposición a la construcción de un funicular para dotar de acceso a Bulnes, el último pueblo sin acceso rodado del oriente de Asturias. Ella, como todos los vecinos, quería una carretera. No tenía pelos en la lengua: se quejaba de que a los vecinos de los Picos los trataran "como a ciudadanos normales" a la hora de cobrarles los impuestos, pero no cuando tocaba dotar a sus pueblos de un acceso rodado. Hablaba con más derecho que nadie: había perdido a su marido y a uno de sus hermanos en la canal del Texu, la senda peatonal angosta y pendiente que separaba Bulnes de la civilización: los dos se despeñaron.