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Si le piden dinero es que le están timando

Las visitas de falsos técnicos de compañías eléctricas son ya la estafa más habitual en Asturias, con especial incidencia entre los ancianos

Si le piden dinero es que le están timando

Hacen "bolos" por Asturias, de plaza en plaza y de casa en casa. Trabajan la calle en busca de "clientes" y engañan a quien pueden, con especial atención en las personas mayores y solas. La Policía sospecha que los timos del falso técnico del gas se cuentan a decenas cada mes. Muchos se quedan sin denunciar; en algunos casos, las víctimas ni siquiera son conscientes de que han sido estafados.

Las compañías eléctricas con mayor número de clientes en Asturias (edp energía o Naturgi, la antigua Fenosa, por poner dos ejemplos bien conocidos) ejercen de involuntaria coartada para lograr que muchos asturianos abran la puerta a los supuestos técnicos. Las empresas llevan años clamando en el desierto y enviando un mensaje: ningún técnico oficial de mantenimiento cobra un euro: no es su misión. Cualquier factura es pasada por la correspondiente compañía junto al recibo del cliente.

Ni se cobra en metálico, ni se pide el número de cuenta ni el de la tarjeta de crédito. El que lo haga está intentando engañar. En general son las empresas las que avisan por teléfono con anterioridad al cliente de la próxima llegada de los técnicos de mantenimiento. Y ni así hay que bajar los brazos porque algunas bandas de timadores disponen de las listas de teléfonos y pulen su modus operandi con llamadas previas, obviamente desde números que no dejan rastro.

¡Este es el enchufe que falla! Hay timos para todos los gustos. Uno es el de la falsa avería: alguien -una o dos personas- llaman al timbre y se "identifican" como "técnicos de su compañía eléctrica", así sin especificar. Saben donde llaman, domicilio de persona vulnerable. Uno de los argumentos es que en el edificio se detectó un aumento de tensión que puede dar lugar a excesos en la factura. Recorren el piso y se fijan en un determinado enchufe, por lo general en la habitación donde creen que la persona puede tener dinero o joyas. Mandan a la víctima a que busque alguna de las facturas de consumo y aprovechan esos momentos para llevarse lo que puedan. Ya se sabe donde guardan las personas mayores -y no tan mayores- sus cosas de valor. Van a tiro hecho.

¿Cuánto dinero tiene usted? Otro procedimiento es el del cambio de pieza. Vale una caldera o cualquier otro aparato energético. En ocasiones el delincuente saca a relucir una pieza vieja, que enseña tras el supuesto cambio, pero que suele llevarse para "usarla" con otro incauto. Y pide dinero. No se andan por las ramas, el coste responde a una pregunta a la víctima: "¿cuánto dinero tiene usted en casa?". Justo la pregunta que ningún técnico oficial formularía jamás a un cliente. A partir de ahí las posibilidades se multiplican, dependiendo del grado de vulnerabilidad de la víctima. Hay quien le da al timador hasta la cartilla del banco y el número secreto para operar en los cajeros automáticos. Miles de euros que pueden volar en un momento.

Los procedimientos se sofistican. Hay parejas de timadores que van vestidos con uniforme de trabajo y portan cajas de herramientas. "Siempre pensamos que las víctimas son ancianos, pero la realidad nos demuestra que el engaño afecta a personas de todas las edades. Hay timadores que lo hacen muy, muy bien", explica una fuente policial gijonesa.

Aquí está mi nombre... por si tengo que volver. Pero las personas mayores están en el principal foco de atención de los delincuentes. Son detectadas en la calle, cuando entran y salen del portal. Si la cosa sale bien los delincuentes repiten visita. Cualquier pretexto es bueno: hay que cambiar otra pieza, se me olvidó dejarle un albarán, quiero hacer una comprobación... el objetivo es volver a entrar en el piso, siempre y cuando crean que el primer timo no ha despertado sospechas.

En ocasiones el timador deja un nombre y apellido (por supuesto falso y convencional: José Fernández, por ejemplo). Sirve para dar verosimilitud a la operación pero también como identificación para una segunda "visita" técnica.

La Policía sigue el rastro de algunos, que se mueven por distintas localidades asturianas. Su perfil es el de varón, treintaytantos años, de buen aspecto... Los consejos: ante la mínima sospecha, mejor no abrir la puerta; si esas sospechas se confirman, hay que denunciar. Una llamada de teléfono a la compañía para confirmar la inspección técnica da buenos resultados.Y nunca soltar dinero ni dar información. Los timadores acceden a los domicilios con escasos datos sobre la víctima. Una pregunta tan simple como ¿cómo me llamo? Puede desarmarles... siempre que ese nombre no figure en el buzón del portal.

La actuación de los falsos técnicos del gas condiciona el trabajo de los auténticos porque genera recelo ciudadano. Pagan justos por pecadores, pero mejor ponérselo difícil a los cacos.

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