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Bárbara García: "Se cumplen cuatro años del asesinato de mis hijas y nada ha mejorado"

La madre de las niñas a las que su padre mató en Soto del Barco impulsa un manifiesto con otras víctimas tras el último parricidio de Castellón

Monolito que recuerda en Soto del Barco a Amets y Sara desde 2016: la parte trasera lleva dos mariposas dedicadas a las pequeñas. MARA VILLAMUZA

Bárbara García se acuerda cada día que pasa de sus hijas, Amets y Sara, asesinadas en Soto del Barco por su padre a golpes -perpetró el crimen en el tiempo estipulado por el juez para pasar con las pequeñas, de 7 y 9 años, dos tardes a la semana- en noviembre de 2014. Pero el recuerdo es sumamente más doloroso cuando se aviva al producirse un caso similar, como ocurrió esta semana con el doble parricidio de Castellón. Un asesinato tristemente muy parecido al de Soto del Barco y que repite el mismo patrón del llamado terrorismo machista: un hombre incapaz de superar y asimilar la separación de su mujer y que vuelca todo su odio para vengarse de ésta a través de lo que más daño le hará, la muerte de sus hijos.

"En noviembre son ya cuatro años, y poco cambiaron las cosas, cada día hay más asesinatos", sentencia Bárbara García, quien hace gala de una fortaleza enorme para encarar la vida y en todo este tiempo ha tirado hacia delante con una cosa clara: no olvidar nunca a sus pequeñas y que su recuerdo siga presente en su día a día.

Precisamente por esto último ha sido capaz ahora, después de conocerse la tragedia de Castellón, de renunciar un poco al anonimato que siempre ha pedido y sumarse a un manifiesto junto a otras madres víctimas de la violencia machista para tratar de que los políticos tomen medidas. Eso sí, lo hace desencantada y sin esperar mucho: "El gobierno no hace nada y esto no para. Los asesinatos son el pan de cada día".

Margarita Dopico tuvo la iniciativa del manifiesto, que rubrican García, Ruth Ortiz y Marianela Olmedo. A la primera, su marido quemó vivo dentro de una furgoneta al hijo de ambos, de 14 meses, en un monte de Betanzos en 2010. En el caso de Ortiz, pocos pueden olvidar a sus hijos Ruth y José, a los que su padre -ahora en la cárcel- también quemó, en una finca de Córdoba en 2011. El caso de Marianela Olmedo da una vuelta más: fue su pareja el que mató a su exmarido y a su hija en 2013.

Estas cuatro mujeres, "huérfanas de sus hijos", han dado un paso adelante para reclamar, una vez más, que se adopten medidas para evitar que sucedan más tragedias de este tipo y que las víctimas tengan un trato a la altura de las circunstancias.

Porque es triste decirlo, pero muchas, caso de Bárbara García, afrontan serias dificultades no sólo para recuperar la estabilidad emocional, sino para subsistir económicamente. Ella no tiene derecho a la pensión de viudedad del asesino de sus hijas, con el había convivido diez años.

Este reconocimiento es uno de los puntos del manifiesto, en el que se reclama un protocolo de actuación concreto ante la denuncia de malos tratos y que se separe "inmediatamente" al maltratador de la víctima y los hijos menores, así como se atiendan las necesidades de personas del entorno que también sufren el maltrato. "Es necesario que se atiendan todos los aspectos necesarios de la mujeres y familias que pasen por esta situación", piden estas cuatro madres.

En la lista de necesidades, una ya antigua: ser consideradas víctimas para poder acceder a ayudas y gozar de beneficios a la hora de lograr un trabajo. García, Dopico, Ortiz y Olmedo "suplican" también que de una vez por todas se "invierta en prevenir este tipo de violencias" y que los cuerpos de seguridad tengan una formación debida para atender estos casos. El endurecimiento de penas y su cumplimiento íntegro también figuran en el manifiesto, al igual que "se cumpla" el Pacto de estado contra la violencia de género, al que se dotó con 1.000 millones de euros: "Los primeros 200 de 2018 no han sido aún repartidos en su totalidad...".

En resumen, claman para que "que no sólo sean buenas palabras e intenciones" y que se les atienda: "Por todas las mujeres y niños que ya no están y por las que desgraciadamente seguirán pasando a ocupar un puesto en una larga lista" que lamentablemente crece.

Hace cosa de un año Ruth Ortiz impulsó un grupo de Whatsapp, "Las Luchadoras", al que poco a poco se fueron uniendo seis "madres huérfanas" de hijos asesinados por sus padres y en el que intercambian mensajes de apoyo y de ánimo, plantean sus problemas...

En definitiva, desahogan. En el ánimo de todas, un claro objetivo: que el grupo de Whatsapp no tenga que sumar nuevas incorporaciones.

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