Eran las once y media de la mañana y sus compañeros de equipo de fútbol estaban allí, cerca de la iglesia de Navia donde una hora más tarde empezaría el ritual de despedida del joven José Roberto Suárez Ovalle, "Muro", fallecido al no poder superar las secuelas de un fatal golpe contra un murete del campo de El Pardo durante un partido de liga.

Los jóvenes, de entre 16 y 18 años, posaban en círculo, escuchando atentos las palabras de sus entrenadores, esperando pacientes la llegada del féretro de su amigo. Ya en la iglesia, firmaron la camiseta con los colores del Navia Club de Fútbol y allí sostuvieron una foto de "Muro", esa que colocaron sobre la caja fúnebre para recordar algo: "Estamos aquí, estamos unidos, estamos contigo y no te olvidaremos".

Fue el de ayer el funeral más triste que se recuerda en Navia en mucho tiempo. A las doce y media de la mañana llegaron puntuales las funerarias. Dos, para poder colocar las numerosas coronas de flores. En la plaza de la naviega iglesia Santa María de la Barca había entonces un protagonista: el silencio solo roto por los pasos de una "buena" familia que entre lágrimas y ayuda de sus seres queridos entró en un abarrotado templo.

Muchos tuvieron que quedarse fuera. No había sitio para los centenares de personas llegadas de toda la comarca y, principalmente, de Navia (donde vivía la familia) y Villayón (donde tenía las raíces el padre del fallecido).

Los asistentes a la despedida escucharon atentos al párroco, Manuel Álvarez, que en una muy personal reflexión recordó al joven como una persona "discreta, educada, estudiosa, humilde y noble". "Los más grandes, son sencillos", dijo el cura en alusión al joven, criado en una "buena" familia con "amor y sensibilidad".

José Roberto Suárez Ovalle, "Muro", acababa de empezar sus estudios universitarios, como recordó ayer Manuel Álvarez. Soñaba con ser biólogo. "Cuando salgamos de la iglesia no debemos dejar de recordar lo ejemplar que era este joven", añadió el párroco, quien también hizo hincapié en la pasión de José Roberto Suárez Ovalle por el deporte, algo que compartió durante su vida con tantos naviegos. Jugando al fútbol perdió la vida.

El cuerpo fue enterrado en el cementerio de Oneta, la parroquia a la que pertenece la familia paterna del fallecido, con casa en La Linera. Ayer, el partido de liga entre el Navia y Luarca juveniles no se celebró en señal de duelo.