Se cuentan por miles y ya están presentes en los concejos de Gijón, Carreño y Gozón. La oruga defoliadora de gramíneas -"Mythimna unipuncta" es su nombre científico- está invadiendo la zona rural del Principado. El pasado jueves se dio la voz de alarma en la parroquia gijonesa de Monteana, de donde pasó a Poago y Veriña y ahora también a Carreño y Gozón.

Es una invasión que desde la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Principado evitan tildar de "plaga", aduciendo que "no está afectando a cultivos y, por tanto, no tiene repercusión económica". Efectivamente, las orugas se encuentran esencialmente en zonas habitadas. Caminos, carreteras, muros y viviendas se muestran anegados de estos pequeños insectos de alrededor de tres centímetros de longitud y que podrían poner hasta setecientos huevos. Además, en una ficha enviada a vecinos y ayuntamientos se informa de que es una "especie muy agresiva que en condiciones favorables evoluciona muy rápidamente". Podría atacar a cultivos forrajeros y hortícolas, aunque no se han recibido notificaciones al respecto. Para evitarlo, la Consejería insta a los vecinos a sulfatar con productos domésticos que no requieran el carné de manipulador de productos fitosanitarios.

"Fumigamos, pasamos la manguera y a la hora ya está todo otra vez infestado", explica Gabino Vigil, vecino de la parroquia gijonesa de Vega. "Nunca vimos nada igual, ni los más viejos", enfatiza Vigil, "no se ve ni la carretera, la cubren entera, es una invasión". Una máxima que refrenda José Ángel Álvarez, presidente de la Asociación de Vecinos "Vegas Bravas" de Poago: "Vas por la carretera y parece un cementerio, con todas las orugas apiladas. Como el desembarco de Normandía".

Los vecinos de Gozón también están que trinan a cuenta de las orugas. Están repartidas por varias parroquias como Santolaya, Bañugues, Vioño, Bocines y San Jorge de Heres, donde Manuel Fernández Bobes alza la voz. "Son muchísimas", dice. Está cansado de que la Consejería de Medio Rural no busque soluciones. "El otro día no se veía el cemento", señala el gozoniego, que sufre una plaga de orugas que han conquistado el camino de acceso a su casa. "En la Consejería me dijeron por teléfono que luego se convierten en mariposas, que son herbívoros y que no hacen nada; yo quiero soluciones, que venga un técnico y me diga cómo tengo que hacer para eliminar esto", señala Fernández Bobes, que tira de manguera, soplador y productos químicos pero sigue sin ver cambios, por lo que solicita una mayor implicación del Principado para que la invasión no vaya a más.