"Nos ponian en fila y nos pegaban a todas, para que tuviéramos todavía más miedo. Si decían que tenía que ser un perro y andar a cuatro patas, pues tenía que hacerlo". "Las palizas eran por cualquier cosa, por planchar mal una camisa..." Así explicaron esta mañana en la Audiencia Provincial las dos acusadas y víctimas del clan de los Sandulache cómo vivieron durante los años que estuvieron bajo el control de los dos hermanos proxenetas, Christian y Sebastian, La Sección Segunda acoge la repeteción del mayor juicio por trata de blancas celebrado en Asturias, después de que el primero tuviera que repetirse ya avanzado por un error del tribunal, y de que una de las abogadas solicitara un aplazamiento al recibir la causa hace una semana por el turno de oficio.

La Fiscalía pide para Christian y Sebastian Sandulache 127 y 115 años de prisión, respectivamente. Junto a ellos se sientan dos de sus presuntos colaboradores y dos jóvenes rumanas que fueron víctimas y que ahora están acusadas.En total, la solicitud de condena asciende a un total de 615 años de cárcel.

Junto a ellos se sientan otros dos acusados que presuntamente trabajaban para el clan, y las dos chicas, ex novias de ambos, que fueron traídas desde Rumanía engañadas, para obligarlas a prostituirse y someterlas a malos tratos, violaciones y abortos de manera continuada. Los acusados negaron rotundamente los hechos.

"Vine con mi novio y me llevó a un piso en el que estaba Alí (Christian). A la semana me dijo que tenía que ir a Rumanía y no volvió. Cuando me quedé sola, Alí me pegó fuerte por primera vez, para que supiera quién mandaba allí", relató uno de ellas. "No podía marchar; me amenazaba a mí y a mi familia", aseguró.

Christian le cortó el brazo con una catana a una de las chicas, que logró "huir". "Sebastian decidió entonces que yo sería su novia. No podía escoger. A partir de entonces, el que me pegaba era él", continuó relatando antes de contar cómo la obligó a abortar embarazada de cuatro meses.

La otra acusada y víctima del clan llegó a España como novia de Christian, el supuesto cabecilla. "Su hermana me llevó al club el primer día. Yo tenía la regla y no podía trabajar. Y tenía frío, y me puse una chaqueta. Cuando llegamos a casa me pegó por las dos cosas", aseguró. "Fui la primera en llegar, y era su novia. Así que era la que más palizas recibía y no tenía derecho a nada. A las demás les daban dinero una vez a la semana para enviar a sus familias. A mi ni eso. No tenía ni ropa".

Temblando de los pies a la cabeza y conteniendo a duras penas las lágrimas, la joven relató que dormían cuatro o cinco chicas en dos camas de 90 centímetros que juntaban. "Teníamos que ganar como mínimo 200 euros al mes. Si no, te pegaban palizas", aseguró. "En el club teníamos que hacer de todo y de todas las formas, pero los clientes no podían ser guapos, porque decían que entonces teníamos orgasmos y trabajábamos menos", continuó relatando. "Había momentos que no podía más. Una vez quise suicidarme en el club bebiendo lejía, pero no la encontré. Y otro día me quise tirar por una ventana", contó antes de confirmar que también a ella la hicieron abortar, y que Christian le pegó aún estando embarazada.

El juicio continúa mañana por la mañana con la declaración de los testigos.