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Una universitaria a punto de dar a luz denuncia trabas para seguir estudiando

El Rector promete evaluación diferenciada y baños "sin sexo" para usar como cambiador, pero la joven dice no haber recibido confirmación oficial

Una universitaria a punto de dar a luz denuncia trabas para seguir estudiando

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Una universitaria a punto de dar a luz denuncia trabas para seguir estudiando C. JIMÉNEZ

"Ni pido ni exijo nada; sólo trato de que se normalice la situación: quiero ser madre y estudiar". María Cadierno, alumna de Educación Infantil en la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Oviedo, asiste a la extraordinaria circunstancia de que a un mes de salir de cuentas para dar a luz, nadie hasta ahora le ha podido garantizar -más allá de la buena voluntad del profesorado- lo que en otro contexto podría ser normal: que una vez nazca el bebé, podrá continuar su formación en un ambiente libre de discriminación.

"Sería una falta más que justificada pero es que yo no quiero quedarme en casa", afirma rotunda. Lo que espera, tras plantear a la dirección del departamento y al decanato de su Facultad si existe algún protocolo que contemple los derechos de las madres alumnas -sin respuesta alguna por el momento, según ella misma explica-, es que quienes vengan detrás no se vean envueltas en la misma espiral administrativa. "En un curso de nueve meses ni me había planteado una baja de 16 semanas", aclara. Su reivindicación tiene que ver más con que "si hace cincuenta años se hizo una adaptación para que las madres trabajadoras no tuvieran que renunciar a ningún derecho, ahora que la formación se alarga toda la vida, que no te hagan escoger entre ser madre o estudiante", matiza Cadierno, "no es justo".

Natural de Benavente y desplazada a Oviedo junto a su pareja desde el curso pasado, cuando inició los estudios universitarios, la joven de 25 años explica que la imposibilidad de tener un familiar próximo que pudiera hacerse cargo del bebé le obligaría en circunstancias especiales a llevar el niño a clase. "La primera que le interesa no tener el niño en el aula soy yo", indica, pero el único ofrecimiento de los espacios comunes de la Facultad para cuidados especiales del bebé no le da ninguna seguridad.

La asistencia obligatoria a las clases que se impone con Bolonia hace dudar a esta futura maestra, que antes cursó los ciclos formativos de atención sociosanitaria, auxiliar de enfermería y educación infantil, de la oportunidad de completar sus estudios con normalidad. Intentará finalizar el grado, de 4 años, en solo 3. Y por el momento lo está logrando. Lo que no sabe es qué pasará cuando nazca el bebé. Su beca quedaría en el aire, sospecha. A otras compañeras en circunstancias difíciles les recomienda seguir su máxima: "Actúa, no te conformes".

El rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, aseguró ayer que no es el primer caso que se da. "Hay flexibilidad total y se le darán todas las facilidades", anunció. La primera de esas medidas tiene que ver con la evaluación diferenciada, de la que disfrutan las personas que compaginan estudios y trabajo. En cuanto a la necesidad de acudir a la Facultad con el bebé, el máximo responsable de la institución académica no ve problema en ello y alude a casos similares en la Facultad de Comercio, en Gijón, aunque la decisión final dependería ya de cada profesor en el aula. "No tendrá que asistir a las clases ni será sometida a evaluación continua; puede faltar lo que precise", confirmó García Granda.

El caso de María Cadierno lleva a retomar el debate sobre la oportunidad de reabrir la guardería de la Universidad de Oviedo. "Hay algunos proyectos educativos que se podrían articular", indicó el Rector, "pero como proyecto piloto" que podría servir para poner en uso instalaciones universitarias hasta ahora vacías. No obstante, aclaró, por el momento, no hay un proyecto concreto. García Granda también ve una oportunidad para incluir en el plan de igualdad de la Universidad el caso de las madres alumnas. Por el momento, promete, le darán respaldo a Cadierno para que pueda llevar al bebé a una guardería, al falta de este servicio dentro de la propia Universidad.

En cuanto a las instalaciones, el Rectorado se plantea ya instalar algún cambiador en la Facultad de Profesorado en los servicios "unisex o sin sexo" para que tanto el padre como la madre puedan realizar el cambio de pañal correspondiente. La joven sólo tiene un súplica para los responsables de la Universidad: "No quiero parar mis estudios por ser madre".

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