Los efectos del cambio de estación empiezan a notarse en los centros de salud de Asturias. Los médicos han comenzado a atender cuadros catarrales y de gastroenteritis. "Son procesos habituales en estas fechas", explicó a este periódico un veterano facultativo de atención primaria.

Catarro, dolores abdominales, molestias estomacales, náuseas que a menudo no llegan a ser vómitos y diarreas configuran el cortejo de síntomas más frecuentes en este paso del verano al otoño. "Suelen empezar en niños y continuar por los adultos", señaló el citado médico.

Por lo general, no pasan de ser dolencias leves para las que los facultativos pueden optar por prescribir una serie de medidas higiénico-dietéticas. Resulta habitual una combinación de fármacos -por ejemplo, paracetamol para el dolor y la posible fiebre- y remedios caseros, como agua y zumo de limón, quizá endulzados con azúcar en los casos de pacientes no diabéticos. Si las náuseas son intensas, se pueden añadir medicamentos antieméticos (antivomitivos).

Los expertos de la Consejería de Sanidad del Principado no quisieron ayer realizar cábalas sobre la llegada de la epidemia de gripe. Sí subrayaron que, en los dos últimos años, Asturias se adelantó al resto de España en el inicio de la subida de la curva epidémica. Tanto en 2016 como en 2017, el pico de la enfermedad se registró en el entorno de fin de año, en vez de demorarse hasta finales de enero, como había sucedido en los ejercicios anteriores.