"Había más de veinte indicadores de que podía haber trata de seres humanos", entre ellos, dos denuncias, los antecedentes penales, que carecían de trabajo conocido pero mostraban un alto poder adquisitivo que se traducía, por ejemplo, en que en un año y medio los hermanos Sandulache dispusieron de tres coches de alta gama, se gastaron 6.000 euros en media hora en el Casino de Gijón y daban propinas muy elevadas, de hasta 80 euros, a los trabajadores de un aparcamiento público en el barrio ovetense de Pumarín.

Estos son algunos de los datos que ayer ofrecieron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que se encargaron de la investigación y seguimiento del clan Sandulache, por el que los dos presuntos cabecillas, los hermanos Christian Alí y Sebastian, se sientan en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Oviedo junto a otros cuatro acusados: dos supuestos miembros de la supuesta red y dos mujeres que a su vez son víctimas.

El juicio que se sigue contra ellos, y que ayer cumplió su cuarta sesión, es por los presuntos delitos de trata de seres humanos, prostitución, blanqueo de capitales, contra los derechos de los trabajadores y lesiones. En total, para el conjunto de los acusados la Fiscalía solicita más de 600 años de prisión.

La sesión de ayer se centró en las declaraciones de los policías que intervinieron en la investigación, que se inició al recibir una denuncia anónima en la web de la Policía Nacional en febrero de 2012 indicando que había mujeres rumanas explotadas en el club Delphos Durante la vista oral se evidenció que luego hubo unos meses de impás, hasta que llegó una segunda denuncia a través de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos, en Madrid, alertando de que en Oviedo había un piso en el que había "mujeres explotadas" sexualmente.

Se iniciaron los seguimientos, en los que, según señalaron los agentes, se comprobó que no sólo de ese piso, sino de otros dos, salían grupos de mujeres que eran trasladadas, en coche o en furgoneta, a los clubes de alterne Delphos y Model's. Uno de los policías explicó incluso que se había identificado a algunas de las jóvenes en el primero y posteriormente habían sido trasladadas a trabajar al segundo.

Escuchas telefónicas

La Policía solicitó autorización judicial para realizar escuchas telefónicas. La mayoría de las conversaciones eran en rumano, pero de la traducción y las transcripciones se deduce que "había un reparto de tareas entre los miembros del clan", explicó el jefe de la investigación. Así, Christian Alí Sandulache era el jefe, y daba "órdenes concretas al resto". Otro de los acusados era el que captaba a las jóvenes en Rumanía, y había otro -el único que está en libertad- que hacía las veces de conductor y se encargaba de trasladar a las mujeres a los clubes. "Se fiscalizaban continuamente los servicios sexuales que realizaban las mujeres porque en el club había dos controladoras. Utilizaban tanto mensajes de móviles como llamadas, diciéndoles que se movieran, que trabajaran, que hacían poco", relató el inspector.

También relató que uno de los pisos que registró la Policía tenía unos 70 metros cuadrados, con dos habitaciones y un salón, y que en él vivían once personas, de las que nueve eran las mujeres rumanas, que dormían en el salón. Se trataba de una vivienda en la calle Rabanal, pero también utilizaban otros en las calles Amsterdam y Habana.

"Ninguna reconocía haber sido objeto de prostitución coactiva; estaban aleccionadas de lo que tenían que hacer y decir", añadió el jefe de la investigación. El resto de los agentes que declararon también coincidieron en señalar que las mujeres estaban atemorizadas. "Saben el carácter violento de los acusados; habían sido golpeadas y tenían temor a las represalias", señaló uno.

Fotos en redes sociales

Las defensas de los principales acusados intentan demostrar que las mujeres no vinieron obligadas de su país a ejercer la prostitución y que tampoco estaban retenidas ni sometidas, maltratadas. Para ello, una de las líneas utilizadas fue agarrarse a que los seguimientos policiales se hacían por la tarde y la noche, no por la mañana, tratando de utilizar ese vacío para justificar que sí podían salir. En este sentido, la declaración de una agente le fue favorable, al indicar que "sí salían, porque colgaban fotos en redes sociales".

Otro de los agentes señaló que una persona le había relatado que había visto a dos hombres con unas mujeres en un aparcamiento público de Pumarín, y que "le llamó la atención por su apariencia de mafiosos" y porque ellas parecían prostitutas. Esta persona identificó posteriormente en fotografías a Christian Alí Sandulache.

El juicio continúa hoy en la Audiencia Provincial de Oviedo con las declaraciones de quienes entonces eran responsables del club Model's.