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"Taranín", el hijo generoso que llora Cangas de Onís

Ángel Tarano, de 101 años, deja un reguero de logros en su ciudad, para la que consiguió el primer final de la Vuelta y una oficina de Correos

"Siempre fue un gran amante de Cangas de Onís". Así definen la figura del abogado y alférez Ángel Tárano Fernández, fallecido el jueves a los 101 años, en su ciudad natal. "Taranín", como le conocían la mayoría de sus convecinos, era hijo predilecto de Cangas de Onís y medalla de oro del Ayuntamiento, según acuerdo de 1976 siendo alcalde Luis Prada Vicente. Fue aprobado por aclamación de todos los concejales. En esa misma sesión también salió adelante dedicarle una calle, ésta a propuesta del edil Sobrecueva Campillo, antaño conocida como la calle Correos.

Su amor a Cangas no deja lugar a dudas. Siendo Oficial Mayor del Ministerio de la Vivienda, en Madrid, Tárano realizó fructíferas gestiones para que la vieja capital del Reino de Asturias acogiese, por primera vez en su historia, un final de etapa de la Vuelta Ciclista a España (7 de mayo de 1974). Su mediación resultó determinante para conseguir una subvención de 110.000 pesetas de la época, a través de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, concedida al Club Ciclista Enol. Así, la Avenida de Covadonga albergó la línea de meta de la decimocuarta etapa, que salió de Oviedo, con triunfo del portugués Joaquín Agostinho.

Pero no sólo la Vuelta supuso la única colaboración de Ángel Tárano con su pueblo. Nada más lejos de la realidad. Y es que el hogar-residencia Beceña-González también dispuso de varias aportaciones del prestigioso abogado. Allá por la década de los 70, estando al frente de la institución "Consuelín" Díaz, en las fechas navideñas se recibía una aportación económica de 30.000 pesetas para la Fundación Beceña- González. A esa cuantía deben añadirse otras importantes donaciones que solía hacer para sufragar obras de reforma o construcción en el geriátrico.

"Taranín" fue una persona generosa, dispuesto a echar una mano en la medida de sus posibilidades. Su don de gentes era muy extenso. "Tenía vara alta", recuerda una canguesa, dando a entender la cantidad de sus contactos, sobremanera en Madrid. No hace demasiado tiempo, coincidiendo con la inminente puesta en marcha del parador de turismo en Villanueva, llegó a ser el adalid, mediante recomendación, para que algunos jóvenes del mundillo de la hostelería canguesa consiguiesen empleo.

Otra de sus gestiones en pro de Cangas de Onís, a mediados de los 50, sería la Administración de Correos. Aquella primera oficina se localizó en la calle José González Soto, justo al lado del Cine Colón. Sportinguista confeso, acudía a El Molinón cuando su trabajo se lo permitía. Sin olvidar aquel Cánicas AC de la "ruta del oro" al que echó algún que otro capote.

Hoy al mediodía, la iglesia de Santa María de Cangas de Onís recibirá los restos mortales de Ángel Tárano Fernández. A buen seguro que el templo se quedará pequeño para despedir a ese cangués de pro, enamorado de la tierrina, de Cangas, de su Patria chica y siempre altamente orgulloso de ser un "botijo" más.

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