No es la única pero si un buen ejemplo de lo que sucede. La eliminación de la conexión con Londres del aeropuerto de Asturias ha supuesto un duro varapalo para cientos de asturianos (sobre todo jóvenes) que como consecuencia de la crisis económica se vieron obligados a salir del Principado en busca de una vida mejor y de un futuro laboral.

Una de estas jóvenes, María Quintanillla de Avilés, envió hace días este escrito a la sección Cartas al Director de La Nueva España que por su interés reproducimos a continuación:

Crónica de una expatriada sin alas para volver a Asturias

"Aquí una ciudadana asturiana en la distancia quisiera hablar sobre sus experiencias y opiniones en referencia a nuestras grandes y laureadas conexiones aéreas... Tengo conciencia, pese a mi juventud en aquella época, de que en los años 80 y 90 un billete a Madrid costaba un ojo de la cara y parte del otro, pero los traslados eran sobre todo por vacaciones o negocios, que con un gran esfuerzo ahorrativo o con mucha suerte empresarial o te los podías costear o los podías hacer en coche con toda tu familia apretujada mientras el abuelo y los niños pedían parar cada dos por tres.

Y ahora, en pleno siglo XXI, presos del frenesí del capitalismo e inmersos en el furor de la emigración por causas sobre todo laborales, los exiliados de nuestra tierra que no pudimos encontrar salidas profesionales en ella y estamos en el extranjero nos encontramos con que la vuelta a casa no es sólo complicada a nivel económico, ya que tenemos que gastarnos el sueldo de un mes para poder volver a ver a nuestras familias y nuestro hogar, sino una odisea de aeropuertos, esperas, traslados, cambios de aeropuertos, trenes, buses, barcos, etcétera. Y yo me pregunto ¿cómo es posible que en esta era en la que estamos, donde un cohete recorre 28.000 km en una hora, volver a casa me cueste más de 1.500 euros y unas 35 horas de transportes estando tan sólo a 3.400 km de mi adorada región? ¿Y si esto nos obliga a pasar solos y sin nuestra gente estas fiestas tan señaladas? ¿No creéis que ya tenemos bastante con haber aparcado esas vidas idealmente planificadas en nuestra mente y en la de nuestros progenitores, que además hemos de ser castigados con el olvido y la distancia más absoluta? ¿Con el aislamiento forzado? Gracias a que tenemos internet (algunos, no todos, ni en la misma calidad y cantidad) podemos hacer menos dura la distancia, pero quiero decirles, señores políticos, empresarios de AENA y de las compañías aéreas, que aparte de tener poca visión de negocio, ya que esto no favorece a los comerciantes y empresarios de nuestra región, para la gente que no obtenemos ninguna ganancia monetaria más que satisfacción y felicidad, ustedes están teniendo una actitud totalmente irresponsable con la ciudadanía (a la que ustedes también pertenecen, se lo hago saber por si no eran conscientes de ello), en base a criterios inadecuados tales como económicos, de presión, de poder o políticos, y nunca en base a la obtención y mejora del bien común, que es lo que debería mover sus actuaciones, ya que afectan a miles de personas de forma tanto directa como indirecta.

Espero que tengan presente que sagrado es el derecho de todos los individuos sean de donde sean y vivan donde la vida o la necesidad les lleve a poder volver a ver sus raíces, a sentir el olor del mar, a disfrutar del verde de su naturaleza, a ver a sus amigos y a besar a sus seres queridos sin que la vuelta a casa por Navidad sea una parodia de la odisea de Homero ni un sueño imposible, y que aunque no soy partidaria de desearle mal a nadie, desearles estar en nuestro pellejo sí que se lo deseo, porque muchos este año no seremos como el turrón, que vuelve a casa por Navidad, gracias a ustedes"-