"Desde que lo llevo descanso mejor por las noches", destacó ayer Adrián Moré Candás, de 11 años, vecino de Pola de Siero, uno de los primeros niños asturianos que dispone de un nuevo dispositivo para medirse la glucosa sin necesidad de muestras de sangre ni de pinchazos. El aparato fue presentado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a un grupo de familias con niños diabéticos.

El Servicio de Salud del Principado (Sespa) ha comenzado a entregar los dispositivos de monitorización de los niveles de glucosa a un centenar de pacientes, de 4 a 13 años, con diabetes tipo 1. En los próximos meses, Sanidad extenderá su uso a adolescentes y a otros colectivos considerados prioritarios, como las mujeres embarazadas y las personas con hipoglucemias inadvertidas o incapacitantes. "Al crío le da autonomía y libertad", señaló Erica Candás, madre de Adrián.

La Administración invertirá 800.000 euros anuales durante cuatro años en la compra de dispositivos, cuyo coste individual se sitúa en 45,45 euros, más IVA. Constan de un sensor que se adhiere a la piel y que mide automáticamente y almacena de forma continua las lecturas de glucosa durante las 24 horas del día.