En la festividad de Todos los Santos los cementerios asturianos se llenan de familiares que visitan a sus difuntos. Les llevan flores y limpian las tumbas. Una tradición en las que se recuerda a aquellos que ya no están entre nosotros y que se extiende por todos los puntos de la geografía española.

Desde su puesto de venta de flores frente a la entrada del cementerio del Salvador, en Oviedo, Manuel Ángel Estrada lleva días viendo llegar a la gente a limpiar los nichos y las sepulturas de sus familiares difuntos. Cuenta que el trasiego comenzó a mediados de la semana pasada y que tiene la impresión de que cada año se adelanta más. Él ha reforzado el personal y llegan a ser hasta ocho trabajadores atendiendo.

Las caravanas de coches ya llevan unos días en la subida a San Esteban de las Cruces y en el aparcamiento del cementerio ayer al mediodía apenas quedaban plazas libres. Los ovetenses son previsores y cada vez anticipan más la tradición de visitar a sus muertos por Todos los Santos y por los Difuntos. Mientras recogía agua en una de las fuentes del camposanto, Carmina Velasco comentaba que este año ella se ha retrasado y que prefiere adecentar los nichos de su familia con más antelación "para no encontrar tanto jaleo". Como ella, pocos son los que esperan a hoy o mañana para poner al día las sepulturas. Ayer ya había flores en la gran mayoría. La fosa común, con los restos de las víctimas de la represión franquista, estaba cubierta de ramilletes y en el monumento de los Defensores de Oviedo había una corona de laurel.

En Gijón, la festividad de Todos los Santos ha llenado cementerios de tradición, susurros, recuerdos y alguna lágrima. Y de un aroma meridiano, reconocible, el de las flores frescas. "En los últimos años se nota un aumento en las ventas. Año a año vamos a mejor", asevera Belén Antuña, de la floristería Galanes, con presencia en los cementerios de Jove, Ceares y Deva. "Todo el mundo pone flores naturales este día", explicita. Un año más, y siguiendo con la tónica habitual, las variedades más vendidas son "clavel y crisantemo, al 50%", además de rosas u otras, dependiendo del cementerio, "si es más nuevo, la gente se atreve más, con colores y variedades más llamativos". Lo que sí estima la floristera es una "bajada en picado" de los gladiolos, "hasta casi desaparecer".

Los cementerios de Avilés han sido hoy punto de encuentro y lugar de recuerdos aliñados con flores. El de La Carriona, que ha vuelto a acoger a centenares de personas, ha tenido su momento central a las 12.15 horas, cuando se ha celebrado la misa en la escalinata. Una misa con novedad, ya que se estrenará al frente del sermón Francisco Javier Panizo, que asumió la parroquia de La Carriona hace apenas unos meses, en sustitución de Alfonso Abel Vázquez.

En toda la región, los camposantos han sido un punto de reunión para aquellos asturianos que han querido recordar a los suyos y embellecer su lugar de descanso eterno.