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RICARDO CHAO | Historiador, publica "Historia de los Reyes de León"

"La dictadura disfrazó a Pelayo y Covadonga como generadores de la idea de España"

"El estudio de la Historia sufre de 'presentismo': se promueve que los ástures sólo existían al norte de la Cordillera"

Ricardo Chao.

El historiador Ricardo Chao (Puente Castro, León, 1975) es autor de "Historia de los Reyes de León", libro en el que repasa los monarcas que desde Pelayo hasta Alfonso X gobernaron la mitad norte de la península Ibérica.

- Se refiere al Reino de León como "un reino enterrado e intencionadamente arrinconado en los libros de Historia".

-Es un proceso que arranca hace muchos siglos. En concreto desde el reinado de Fernando III, que consigue las coronas leonesa y castellana, y opta por generar una nueva corriente historiográfica endiosando a Castilla y olvidando a León y a los demás territorios. Su hijo, Alfonso X el Sabio, continuó esta labor y dio categoría oficial a esta visión castellanocéntrica con sus crónicas (la General Estoria y la Estoria de España). A partir de ahí, León, Asturias y Galicia entran en una especie de edad oscura, y se comienza a olvidar su pasado, a pesar de que la corona asturleonesa había protagonizado la Historia de la Península desde el siglo VIII hasta el siglo XIII. Los reyes castellanos no tuvieron ningún tapujo a la hora de reescribir la Historia a su medida, usando fuentes tan poco históricas como leyendas y mitos castellanos, y obviando las fuentes leonesas.

- ¿Quiénes serían los autores de esta maniobra?

-Fernando III y su madre, Berenguela, pero especialmente Alfonso X el Sabio con sus crónicas. Los demás reyes de la corona de Castilla continuaron esta línea, que desgraciadamente fue reafirmada por los historiadores de siglos posteriores, ya que siempre utilizaron las crónicas de Alfonso X como materia prima debido a la ventaja de que estaban escritas en castellano. Así, el mito de la "Castilla madre de España" fue celebrado incluso por la Generación del 98, cuando lo que tendrían que haber hecho era haber revisado los documentos y las fuentes originales. El último personaje histórico empeñado en ensalzar a Castilla y arrinconar al Reino de León fue Francisco Franco, que impuso esta visión en los libros de texto y en las generaciones que vivieron durante su dictadura. Asturias se libró en parte por Pelayo y la batalla de Covadonga, que fueron disfrazados por la dictadura como generadores primigenios de la idea de España, y por ello sí que figuraban por todas partes. Pero de los demás reyes de Asturias y León, ni media palabra.

- Defiende que no se debe hacer distinción entre el Reino de Asturias y el Reino de León, pero la capital militar estuvo en manos musulmanes hasta tiempos de Alfonso I.

-Primero hay que hacer una precisión, en la época no tenían una concepción "nacional" del reino, y ningún pueblo ni ningún rey se definía con lo que hoy entendemos por "nación". Había una concepción patrimonialista de la monarquía: el rey entendía que el reino era parte su patrimonio, y por ello podía hacer con él lo que le viniera en gana, como partirlo y repartirlo en su testamento. Durante el llamado Reino de Asturias (722-910) los reyes nunca se definen como "reyes de Asturias" ni "reyes asturianos", sino como "rey de los ástures", y ello sólo en un par de ocasiones. Y aquí, por cierto, hay que recordar que este pueblo prerromano no se limitaba al norte de la Cordillera, sino que la mayor parte de la población y su capital (Astúrica Augusta, es decir, Astorga) estaban al Sur, en las actuales provincias de León y Zamora. Éste es un aspecto tan importante que por eso comencé el libro hablando, precisamente, de los ástures. El reino comienza a recibir un nombre en un momento tan tardío como el siglo XI, y este nombre es el de Reino de León, que no surge de la nada en el 910, sino que simplemente continúa la historia de los reyes anteriores. Hablar de Reino de Asturias es hablar del Reino de León, y viceversa. En cualquier caso, todo el noroeste peninsular fue abandonado por los musulmanes mucho antes de lo que la gente se imagina, ya que las fuentes árabes afirman que en torno al 740-750 ya se habían marchado de la antigua Gallaecia.

- Buena parte de su ensayo se apoya en una revisión de las crónicas. ¿Qué revelaciones aporta esta revisión?

-Muchísimas. Por poner sólo un ejemplo, desmontan el mito del "desierto del Duero", ya que la "Historia de Al-Ándalus", de Ibn al-Kardabús, revela que Almanzor se lamentaba por no haber creado un desierto estratégico entre los cristianos y los musulmanes. Esto lo dice en su lecho de muerte, así que es una prueba de que nunca existió semejante desierto. En esa misma fuente su hayib le dice a Almanzor que todavía está a tiempo de hacerlo, y él responde que si tratara de hacerlo su propia gente lo tildaría de "loco y necio". Las fuentes musulmanas nos proporcionan valiosísima información sobre las incursiones vikingas, y señalan incluso la posibilidad de que en ocasiones existiera una alianza entre los nórdicos y los reyes asturianos. Pero lo más interesante es que reflejan toda una serie de batallas que las crónicas cristianas silencian, sobre todo cuando son victorias musulmanas. La Historia de la Edad Media hispana a veces es un puzle que hay que montar con las piezas que nos proporcionan las crónicas de los dos bandos.

- En Asturias estamos celebrando los 1.300 años de la batalla de Covadonga, pero ¿qué es lo que celebramos exactamente? ¿Qué sucedió allí?

-En realidad nunca lo sabremos. Las primeras crónicas que tratan el tema son de varios siglos después. En cualquier caso parece innegable que hubo una batalla o una escaramuza que se tomó como el inicio de un Estado cristiano enfrentado a Al-Ándalus. Como es lógico, ese enfrentamiento fue creciendo en tamaño con el tiempo y acabó adoptando tintes casi míticos. Aun así, hay obras castellanas, como el "Poema de Fernán González" (siglo XIII), que intentan minimizar los inicios de este Estado y que optan por inventarse que Castilla siempre fue independiente y nunca fue conquistada por los musulmanes.

- Imaginemos que puede hacer una excavación en algún sitio que pueda aclarar el panorama de la evolución de este reino en la Alta Edad Media, ¿dónde excavaría y por qué?

-De la evolución de este reino ya tenemos una visión bastante clara gracias a las fuentes de la época. En el caso de hacer excavaciones yo optaría por poblados diseminados por todo el territorio del reino, para comprobar cómo vivían las gentes del pueblo llano, que constituían más del 90 por ciento de la población, y que casi siempre son las grandes olvidadas a la hora de hablar y estudiar la Edad Media. Aunque prestaría especial atención a ese supuesto "desierto del Duero", porque la arqueología también nos está demostrando que es un mito. Además, excavar en cualquiera de esas poblaciones no sólo nos revelaría su pasado medieval, sino otras épocas más remotas, lo que sería interesantísimo.

- Defiende que su libro es un trabajo a contracorriente, ¿el estudio de la Historia está demasiado anquilosado?

-El estudio de la Historia en España sufre de algo que se llama "presentismo", que entre otras cosas consiste en volcar hacia el pasado los límites administrativos del presente. Se ve claramente en Asturias, donde se está promoviendo la idea de que los ástures prácticamente sólo existían al norte de la Cordillera; pero también ocurre en Castilla y León, donde no se habla nada de ellos porque no encajan en la visión castellanocéntrica que promociona la Junta. También se aprecia en Galicia, donde los nacionalistas se han inventado una Historia a su medida, según la cual nunca existió ni el Reino de Asturias ni el de León, sino el de Galicia, y que sus reyes nunca fueron asturianos ni leoneses, sino gallegos. Ello ocurre por confundir consciente y voluntariamente el concepto de Gallaecia y Galicia, lo que es una muestra más de presentismo. En Castilla y León la Historia medieval es un desastre total y un galimatías, porque se quiere vender como un precedente de la actual comunidad autónoma, lo que es absurdo porque ésta sólo existe desde 1983. Y así se rebautizan como "castellanos" o "castellanoleoneses" a los reyes leoneses, cuando jamás utilizaron semejantes denominaciones. Resulta refrescante leer las obras medievalísticas de Portugal, porque, a diferencia de España, no sufren de este problema y no están contaminadas por todos esos siglos de castellanismo mal entendido.

- ¿Flaquean los historiadores españoles a la hora de producir ensayos divulgativos?

-La verdad es que sí, da la impresión de que gran parte del mundo académico sigue encerrado en su torre de marfil, y se echan de menos más obras de divulgación e incluso más novelas históricas escritas por especialistas. Con mi libro he intentado acercar la Historia antigua y medieval a la gente de forma entretenida, pero sin renunciar al rigor que se le supone a una obra histórica escrita por un medievalista.

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