La ministra de Educación, Isabel Celaá, abrió ayer el debate sobre una reforma "integral" de la profesión docente. Lo hizo en el foro "Educar para el siglo XXI", donde planteó la oportunidad de incorporar nuevos requisitos para ser docente, así como evaluaciones voluntarias con el fin de mejorar en sus condiciones laborales de este colectivo.

"Existe un amplio consenso en que los docentes son la pieza básica de la calidad de la educación", pero no siempre eso se ha traducido en "las condiciones necesarias" para que lleven a cabo "su compleja labor con éxito", dijo la ministra, quien remarcó que a la docencia deben llegar "los mejores" y no aquellos que lo hacen "por avatares de la vida", para lo que es necesario redefinir desde el acceso a la profesión a la evaluación de su quehacer.

Máster de Secundaria

Isabel Celaá se refirió a la posibilidad de establecer algún tipo de prueba o requisito para acceder a los estudios de Magisterio y al máster para optar a una plaza de profesor de Secundaria. Sobre las evaluaciones voluntarias señaló: "No podemos dejar de establecer un sistema de evaluación riguroso y confiable que permita a todos aquellos que lo deseen recibir una información sobre su quehacer docente y que les ayude así a seguir avanzando en su práctica y mejorar también las condiciones laborales en las que la ejercen".

La propuesta tuvo réplica inmediata por parte del sindicato SUATEA, manifestándose en contra de la evaluación del profesorado y de vincularla al cobro de incentivos salariales porque supone un sistema retributivo basado en la "arbitrariedad, en el clientelismo y en la consideración de la función docente no como un trabajo en equipo sino como una competición" en la que "los mejor vistos por la dirección del centro podrían alcanzar subidas salariales".

Y advierten desde SUATEA: "El sistema educativo ya tiene sus propios métodos de control y evaluación y nadie los puede eludir".