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CARLOS MUÑOZ | Consejero delegado de Volotea

"El aeropuerto tiene buena salud, la falta de vuelos internacionales se solucionará"

"Asturias es muy desconocida fuera de España, darla a conocer será un esfuerzo de decenios"

Carlos Muñoz. MIKI LÓPEZ

Carlos Muñoz es fundador y consejero delegado de Volotea, aerolínea con sede y base en Asturias que tuvo su primer vuelo en 2012. El próximo 30 de mayo Volotea abrirá una nueva ruta, Asturias-Murcia, que será la undécima de la aerolínea en la región. La empresa opera unas 300 rutas en 13 países, cuenta con 32 aviones y cerrará el año con más de 1.000 empleados. Carlos Muñoz también había fundado Vueling, en el año 2002.

-¿Por qué una ruta de Asturias a Murcia ahora?

-El aeropuerto de Corvera, en Murcia, es una maravilla, una joya, cercano a la costa cálida... Hasta ahora todo el tráfico que genera la zona estaba obligado a utilizar el aeropuerto de Alicante o el de San Javier, pero este último es también militar, por lo que el horario es restringido. Después de muchas vicisitudes el aeropuerto empezará a funcionar, gestionado por AENA, en diciembre. Nosotros empezaremos a volar el 30 de mayo. Elegimos esta ruta porque de los cuatro vuelos semanales de Asturias a Alicante un tercio del pasaje es tráfico de Murcia. Así que no es tirar una moneda al aire: tendrá éxito. Dejaremos tres vuelos a Alicante y abriremos la conexión a una región que, como Asturias, tiene tradición minera. Hay un intercambio histórico importante entre ambas regiones. De hecho, el Montepío de mineros llevaba tiempo pidiendo esta ruta.

-¿Por qué abre la ruta desde Asturias y no desde Bilbao?

-Abrimos la base de Bilbao hace seis meses, mientras que la de Asturias lleva cuatro años. Nos pareció más maduro hacerlo desde Asturias.

-¿Prevé abrir nuevas rutas a corto plazo en Asturias?

-A día de hoy diría que no, pero... Tenemos once destinos desde Asturias, de los dieciocho del aeropuerto y estamos encantados aquí y muy contentos con los destinos domésticos. Pero no somos la solución, no volamos a Madrid, Londres, París... A los asturianos les gusta ir al Sur. La proporción de viajeros en nuestras rutas es clara: un 67 por ciento es tráfico de Asturias hacia las otras ciudades, y el 33 por ciento restante el que viene hacia Asturias. Ese 33 por ciento ayuda a que las rutas funcionen bien. Eso es lo que echamos de menos en las conexiones internacionales.

-¿Se refiere a las rutas a Venecia y Múnich?

-Sí. Asturias es una maravilla, y eso se sabe en el resto de España. Pero es una región muy desconocida fuera de España. Nos cuesta mucho más captar viajeros en Múnich y Venecia, no viene casi gente, porque no conocen Asturias. Eso provoca que nuestras rutas internacionales estén en fase de consolidación y no de crecimiento.

-¿Solución?

-Un esfuerzo de lustros o décadas para atraer turismo extranjero. Es un reto y no será fácil.

-¿Falta promoción por parte de la Administración?

-Dar a conocer una región en Europa no es tarea fácil. Requiere una política de promoción de muchos años, a medio y largo plazo. También necesita continuidad y una "política de región", en la que todos estemos unidos. Nosotros hacemos lo que podemos.

-¿Cómo se explica que el aeropuerto se haya quedado sin vuelos internacionales, si se exceptúan los estacionales?

-Hay veredictos un pelín injustos. Hace falta una visión más ecuánime, el vaso no está ni totalmente lleno, ni vacío. El aeropuerto goza de buena salud. Cuando llegamos a Asturias, hace cinco años, estaba por debajo de 1,1 millones de pasajeros. Este año cerrará con casi 1,5 millones. Hay un crecimiento sostenido; más destinos, en parte gracias a Volotea, y más pasajeros. Puede parecer llamativo que se hayan cancelado los vuelos a París y Londres, pero estoy convencido de que se solucionará. Muchos aeropuertos de Europa no tienen rutas internacionales.

-¿Hasta qué punto influyen las ayudas púbicas en la parrilla de vuelos de un aeropuerto?

-Fue mucho más importante hace diez o quince años que ahora. Entonces había por ejemplo una compañía de Irlanda que abría y cerraba rutas sobre la base de las ayudas. Italia y España llenaron aeropuertos con aquella compañía. Pero la Unión Europea se puso mucho más dura y exigió tres criterios para que hubiera ayudas públicas: que el proceso fuera transparente y accesible a todos; que se superara una prueba de mercado, y que la ayuda tuviera un plazo limitado. Al final, la que gana o pierde es la aerolínea; las ayudas pueden ayudar un poco, pero no pasan de ser un aspecto secundario.

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