Once millones de euros gastó Renfe en los primeros nueve meses de este año en limpiar grafitis en sus trenes. Un gasto que a final de año podría incluso superar los 15,7 millones que dedicó en 2017 a reparar los daños provocados por estos actos vandálicos. Es un coste equivalente a la adquisición de tres trenes de cercanías.

Además, según la compañía ferroviaria, los ataques exigen un gasto adicional de 10 millones en vigilancia y seguridad. Son en total más de 25 millones "que acaban pagando todos los ciudadanos con sus impuestos", resaltó Renfe, que reclamó la implicación de todos para luchar contra estas acciones. Solo en los primeros 9 meses de este año ya se han registrado 2.800 actos vandálicos de este tipo en España.

Los ataques provocan asimismo retrasos: solo en cercanías de Madrid en 2017 se vieron afectados más de 200.000 pasajeros. Renfe indicó que la limpieza de los grafitis puede dejar sin servicio a un tren hasta 7 días.

Además, los grafiteros son "cada vez más violentos y en muchos casos actúan en grupos organizados". El riesgo es tanto para los viajeros como para el personal de Renfe y los vigilantes. Incluso ha habido casos en los que los grafiteros han actuado con pasamontañas, lo que generó pánico entre los viajeros, al pensar que podía tratarse de terroristas.

La compañía explicó que un tren grafiteado debe ser limpiado inmediatamente, por lo que se tiene que retirar del servicio, con el consecuente trastorno para la programación de trenes y causando incidencias.

Renfe destacó que colabora con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y denuncia todos los actos ante la autoridad competente (Policía Nacional, autonómicas, locales o Guardia Civil). La empresa considera que es esencial la concienciación e implicación de instituciones y ciudadanos para luchar y denunciar estas acciones.

Incluso los grafiteros ponen en peligro en ocasiones su integridad física cuando atacan un tren en servicio, al saltar a las vías por las que pueden circular otros trenes. De hecho, el método de accionar indebidamente el aparato de alarma de los convoyes cuando están en servicio, lo que produce la detención de emergencia del tren, es uno de los utilizados por los grafiteros. El frenazo puede producir caídas de los viajeros.

Domingo Corchado, gerente de área de seguridad y autoprotección de Renfe, explicó ayer, en el taller de la compañía en Atocha Madrid-Sur, todos estos detalles y pidió la colaboración ciudadana para luchar contra esta lacra.