"Nunca se sabe lo que puede pasar, ya he estado en el Líbano, y sé cómo es aquello, hay que estar atento", aseguraba hace unos minutos Sergio Vázquez, de La Corredoria, uno de los 51 soldados del batallón "Toledo", con base en Asturias, que parte a las ocho de la tarde hacia el Líbano. Se trata del último desplazamiento hacia la zona de despliegue, como ha explicado el coronel jefe del regimiento "Príncipe", Manuel Pérez López.

En el Aeropuerto de Asturias ha habido lágrimas y abrazos, mucha emoción en la despedida. La abuela del ovetense Hugo Poza, Maria Antonia García, confesaba lo duro que era ver partir a su nieto en su primera misión. "Lo estoy pasando un poco mal, pero es lo que le gusta. Lo duro va a ser no tenerlo aquí en las Navidades, pero habrá que guardar el cordero en el congelador. Solo espero que vuelva con la misma sonrisa con la que se va", ha asegurado esta mujer con ojos llorosos.

También entre lágrimas se despedía la gijonesa Mara Marquínez de su sobrina recién nacida Alicia. Es su cuarta misión y lo que más le duele es no poder ir junto a su marido como en otras ocasiones, ya que él se ha hecho guardia civil. "Era un gran apoyo", confesaba esta mujer, que resaltó la importancia de la misión, sobre todo en el aspecto cultural a través de las clases de español del proyecto Cervantes.

Al cabo Javier Álvarez Cabezón le fueron a despedir otros compañeros que estuvieron con él en la dura misión de Afganistán, donde "los tiros son de verdad". Este avulense se toma la misión con ilusión: "En teoría es una misión tranquila, pero nunca se sabe, a ver con qué nos encontramos".

Ahora quedan por delante seis meses en un escenario por ahora tranquilo, en fase de estabilización, como explicó el coronel Pérez, aunque se trata de una zona en el que el paso de un rebaño o la caída de un olivo puede desatar una guerra.