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SANDRA BARREIRO | Profesora de Psicología Evolutiva de la Universidad de Oviedo y escritora

"El gran problema de los niños es que no saben ni identificar ni gestionar las emociones"

"Nuestro cuerpo es grande y está lleno de emociones y recuerdos; hay que hacerle caso a la mente cuando nos dice: oye, atiende"

Sandra Barreiro, con un ejemplar de su libro. LUISMA MURIAS

La profesora de Psicología Evolutiva de la Universidad de Oviedo Sandra Barreiro supo desde que hizo el máster de Formación del Profesorado que los chavales están pidiendo a gritos trabajar las emociones. Ella palpó cómo en las aulas de convivencia, creadas supuestamente para la resolución de conflictos y para apoyar y ahondar en los problemas de aquellos niños que han sido expulsados por diferentes razones, no se estaba haciendo nada. Así que como Barreiro es "culo inquieto", decidió preparar un decálogo de convivencia que tuvo una gran acogida en los centros y que ahora ha crecido hasta convertirse en un libro.

-Le marcó ver que no se trabajaba con los alumnos de las aulas de convivencia.

-Mucho. No se trabaja con ellos y existe la necesidad de intervenir con esos alumnos que tienen conductas disruptivas y que hay que atajar. He visto cómo los profesores dejaban pasar la hora mientras los niños miraban al techo.

-Y entonces se le activaron las alertas, ¿qué propuso?

-Pues sí, simplemente preparé un decálogo básico de convivencia para trabajar con los chavales en las aulas, y fueron varios los colegios que comenzaron a trabajar con él y les encantó. Con este decálogo se trabajan normas de respeto en el aula, tanto con los profesores como con los compañeros, y el civismo. Un día uno de esos profesores que estaba utilizando mi propuesta me dijo que por qué no me animaba a ampliarlo y a escribir un libro, y como no puedo estar quieta y yo soy una persona muy emocional lo hice.

-Usted, que trabaja también en el ámbito clínico, ¿cuáles son los problemas más frecuentes que se encuentra en los niños?

-Casos en los que los niños no quieren ir a cole porque sufren acoso y se meten con ellos. Pero también trabajamos mucho con alumnos con trastorno de déficit de atención, problemas de lectoescritura, altas capacidades y trastornos del espectro autista.

-¿Cómo trabaja las emociones con su libro?

-Recopilo sesenta cuentos que están adaptados para trabajar diferentes temáticas: la empatía, la desmotivación, la inseguridad, el miedo, la resolución de conflictos. Estos cuentos están orientados y se deben trabajar tanto en el colegio como en casa. Pero es un trabajo cooperativo, no sólo para el niño, sino que lo deben leer sus padres o sus profesores y después hacer entre todos las reflexiones que se plantean. Al final de cada cuento hay una serie de preguntas para analizar cada uno de los casos y que nos sirven a nosotros mismos para analizarnos.

-¿Por qué le damos tan poca importancia a las emociones?

-Supongo que en la sociedad está instaurado que siempre hay que estar fuerte y estar bien. Pero hay que aprender a conocerse a uno mismo y no tener miedo a sacar fuera todo aquello que sentimos, ya sea alegría o tristeza. Es importantísimo en el desarrollo de un niño saber identificar la ira, el fracaso, aprender a resolver conflictos con los demás, ponernos en el papel del otro, etcétera. Yo soy hija de padres divorciados, se separaron cuando yo tenía 15 años, y lo pasé fatal, pero en el momento en el que me enseñaron a canalizar y a entender mis emociones me convertí en una persona feliz. Y lo soy.

-Hay un relato especial, el que dedica al niño Jokin, que acabó suicidándose superado por sufrir acoso escolar.

-Es mi capítulo preferido y me parece básico e importantísimo que los chavales lo conozcan. Tras exponer su terrible historia planteamos una serie de preguntas que nos llevan a la reflexión conjunta y al debate, y que conciencian a los jóvenes de la importancia de respetar al compañero. ¿Sabes en qué consiste el bullying? ¿Crees que los agresores supieron entender lo que Jokin sentía? ¿Crees que podrían haber hecho algo para evitar el fatal desenlace? ¿Has sido víctima de acoso escolar en alguna situación, o si has conocido algún caso has hecho algo para ayudar a la víctima? Son preguntas que planteamos y sobre las que es muy necesario reflexionar con los niños, tanto en el colegio como en casa.

-Queremos vivir sin emociones, ¿es eso?

-Nuestro cuerpo es grande y está lleno de emociones y recuerdos. No podemos olvidar esos mensajes que nos da nuestro cuerpo, hay que hacerle caso a la mente cuando nos dice: oye, atiende. Uno de los problemas más graves que encontramos ahora en los niños es que no saben ni identificar ni gestionar las emociones.

-Su libro "Despertando el sentir", ¿por qué ese título?

-Porque hay un camino que debemos recorrer desde que despertamos hasta que sentimos. Pero tenemos que pasar por aprender a crecer, a comunicar, a expresar, a empatizar, a respetar, a emocionar, a descubrir y a liberar. Entonces seremos capaces de sentir.

-¿Los sentimientos influyen más de lo que creemos en nuestras conductas, o podemos vivir ajenos a ellos?

-Nuestros propios sentimientos acaban configurando grandes amalgamas de emociones que influyen en nuestras actitudes y conductas. A medida que adquirimos habilidades con las que afrontar las situaciones cotidianas, aprendemos a dominar nuestros propios mapas de pensamientos, a conocer y a encauzar nuestras emociones, que de forma congruente condicionan nuestra vida.

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