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Me quedo en el pueblo | Soto de Agues

Empresaria por partida doble

María Dolores Alonso continuó al frente de la ganadería tras jubilarse su madre y rehabilitó la casa familiar para dedicarla a hotel rural

Si algo caracteriza a María Dolores Alonso Suárez es su capacidad de trabajo y su apego a la tierra. Cuando en el año 2005 su madre se jubiló, decidió hacerse cargo de la ganadería familiar y ponerse al frente de unas doce o trece vacas asturianas de los valles. "Hoy yo tengo unas ocho porque, entre el hotel y esto, no paro. Las tengo por querencia personal, porque me gustan. La ganadería tiene que gustarte pero de verdad, es muy vocacional", matiza esta mujer que desde bien joven se puso a trabajar. Así añade que "entre 1989 y 1998 trabajé en una piscifactoría, luego cogí un bar, pero lo dejé tras quedar embarazada. En cuanto al hotel rural, lo abrí en febrero de 2013 tras realizar una rehabilitación de la casa, que era la casa familiar", recuerda ella.

Dolores Alonso está contenta con la marcha de su negocio y no se queja del trabajo que se le acumula entre la ganadería y el hotel rural Casa Lao, que es como se conoce en Soto de Agues. "En verano las vacas están en el monte y dan poco trabajo y vamos a verlas mi marido y yo de vez en cuando. Donde más trabajo hay, lógicamente, es en el hotel. Con el invierno, pasa lo contrario. Hay más trabajo con las vacas porque ya están en la cuadra y hay que limpiarlas, darles la comida, etcétera, y hay mucho menos turismo que en las fechas altas, pero de todos modos se lleva bien".

Esta ganadera y hostelera se siente optimista a la hora de hablar de los establecimientos hosteleros en la zona rural y matiza que "a mí el alojamiento me va bien, no me quejo y parece que, poco a poco, va en aumento el número de viajeros que optan por alojarse aquí. Este año, tras la crisis que pasamos, hubo más movimiento de turismo en la zona", matiza. Ahora bien, respecto a la ganadería, su opinión es otra, bien es verdad que, en comparación con otros ganaderos de la zona, ella tiene pocas vacas. "Yo las tengo porque quiero, por amor a lo que viví de niña en mi casa, porque me gusta la ganadería, pero tan pocas vacas no dan beneficios. Yo no voy a mercados, cuando vendo alguna es porque viene el tratante aquí. El tema de la ganadería en Asturias no pasa por su mejor momento, sólo resulta rentable para los que tienen muchos animales y, aun así, lo están pasando mal", recuerda esta mujer que destaca que "el campo necesita que le ayuden más. Emprender en el campo no está fácil, pero, bueno, si te gusta lo que haces y crees en ello, poco a poco sales adelante".

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