La reforma educativa del Gobierno de Pedro Sánchez contempla que los alumnos con asignaturas suspensas puedan hacer el Bachillerato en tres años, en vez de en dos como hasta ahora. El objetivo es "restringir las repeticiones" y que ningún estudiante "se salga del sistema sin titular". Así lo manifestó ayer la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, que matizó, no obstante, que el alumnado que hará los dos cursos en tres años "apenas llegará al 1 por ciento".

Esta posibilidad de alargar la entrada a la Universidad no la ven tan "descabellada" en Asturias, pues España "es uno de los países con un Bachillerato más corto", según asegura el presidente regional de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza, Gumersindo Rodríguez. La medida se une a otra más polémica, la de permitir que los alumnos obtengan el título con un suspenso. "El mensaje es demoledor. Estamos diciendo a los estudiantes: 'No se preocupen, pueden dejar alguna asignatura'. Esto generará problemas seguro", auguran los sindicatos.

Al respecto, Celaá explicó ayer que la opción de pasar a la Universidad con una materia pendiente ya se aplica "de facto" en los institutos "sin haber desatado polémica alguna" y en países como Francia o Reino Unido. "Solo se trata de posibilitar que el equipo profesional de cada centro analice las circunstancias de cada estudiante como, de hecho, ya sucede, y decida y valore la posibilidad de que una asignatura no le haga perder un año completo", aclaró. La Ministra recordó, en este sentido, que el modelo español "abusa de la repetición como solución al bajo rendimiento" y la repetición, a su juicio, debe ser la última de las opciones". El Secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, afirmó el miércoles en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA que la repetición "no estimula al alumno, es un camino hacia el abandono". En caso de repetición, la reforma educativa del PSOE contempla la elaboración de un plan individualizado para los estudiantes.

Isabel Celaá, que presentó las claves del anteproyecto de la nueva ley educativa en la Comisión de Educación y Formación Profesional del Congreso de los Diputados, aseguró que el Gobierno se limitará a "modificar los aspectos más controvertidos" de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), aprobada en 2013 por el Partido Popular, sin derogarla por completo. Según la Ministra, la anulación de la ley Wert "no resolvería los problemas", porque fue una norma que no sustituyó a la LOE -aprobada en 2006 por el Gobierno de Zapatero-, sino que aplicó cambios en su texto.

Más novedades. La reforma socialista eliminará los itinerarios de la ESO y recupera el título único al final de Secundaria; y la religión seguirá siendo de oferta obligada para los centros y voluntaria para los alumnos. Esto significa que la asignatura será evaluable, sin embargo, la calificación "no será computable para la obtención de una beca ni para la prueba de acceso a la universidad", porque "no sería justo para quienes libremente eligen no cursar esta materia". El anteproyecto elimina también la "asignatura espejo" como alternativa a la religión. "El derecho de unos a cursar estas enseñanzas religiosas no puede conllevar la obligación de otros a estudiar algo que no han elegido", indica Celaá.

Por otro parte, se mantendrá la asignatura de Valores cívicos y éticos, aunque el objetivo es que estos aprendizajes estén presentes en todas las materias. Con respecto al tratamiento de las lenguas cooficiales, la propuesta "trata de combinar de manera equilibrada la necesidad de garantizar el aprendizaje del castellano con la presencia adecuada de las lenguas propias de cada comunidad autónoma".