Marco Martínez, el exmilitar asturiano que fue detenido junto a otros dos compatriotas en la isla africana de Santo Tomé acusados de un golpe de Estado, ha sido puesto en libertad junto a sus compañeros. Pero todavía no pueden regresar a casa porque están pendientes de un juicio en el que se confirme la libertad, según explicó su padre, José Martínez.

"Él no quiere hablar ni quiere que contemos nada hasta que vuelva a casa. Le han dicho que como mucho para el día 15 podrán salir de allí, pero no se fía y no quiere que se diga ni haga nada que pueda poner en riesgo su libertad", explicó el padre de Marco Martínez, conocido como "Popeye" en el ámbito de la seguridad privada.

El asturiano está compartiendo piso con sus otros dos compañeros en la isla africana hasta que pueda abandonar el país. Otros españoles afincados allí les han preparado un encuentro para esta noche. "Lo único que queremos es que vuelva a casa. Esperamos que esté aquí en Navidad, estamos ilusionados, pero hay que ser cautos", explicó José Martínez.

Marco Martínez y los otros dos exmilitares, el riojano Orlando Pérez y el gaditano José Manuel López, acudieron a Santo Tomé como escoltas y desde su detención, el pasado mes de agosto, defendieron su inocencia y negaron las acusaciones vertidas por el Gobierno de aquel país, que aseguraba que habían intentar matar al primer ministro, Patrice Trovoada, y secuestrar al presidente, Evaristo do Espirito Santo Carvalho. También afirmaban que habían hallado un arsenal de armas, drogas y sustancias venenosas en manos del asturiano.

La familia de "Popeye" originario de Vegadeo, aunque lleva años afincado en Ferrol (Galicia), defiendió su inocencia desde el primer momento y calificó lo sucedido de "encerrona".