El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero puso ayer en cuarentena toda urgencia sobre la reforma de la Constitución de 1978. "Con toda seguridad, no se podrá abordar hasta después de las próximas elecciones generales", manifestó ayer en la clausura de unas jornadas organizadas por la fundación José Barreiro, que tuvieron como escenario el salón de actos de la biblioteca Ramón Pérez de Ayala, en Oviedo. La reforma de la Carta Magna conviene, subrayó Zapatero, para incorporar realidades que, en su opinión, no se daban hace 40 años.

"La reforma de la Constitución no está cerca ni es fácil, tampoco lo fue la de 1978", resaltó Rodríguez Zapatero, quien afirmó que el panorama político para poder sentarse a la mesa y tratar de alcanzar los grandes consensos y acuerdos que necesita una reforma de ese calado no quedará despejado "hasta las próximas elecciones generales". Y no quiso meterse en el jardín de cuál es la fecha idónea parta esa cita con las urnas porque "eso es algo que depende del Presidente del Gobierno".

Rodríguez Zapatero destacó la influencia que ha tenido la Carta Magna "en los cuarenta mejores años de la historia de España" y recalcó que "la mejor generación de la historia de España ha sido la de la Transición" porque "los ciudadanos interpretaron muy bien ese momento histórico" pese a que "no habían sido enseñados para ello". El expresidente hizo un rápido repaso al avance de España en las cuatro décadas transcurridas desde la aprobación de la Constitución: "En los últimos 50 años España es el segundo país de la OCDE que más ha aumentado su renta per cápita; el primero es Corea del Sur. El resto de los países europeos nos llevaban 30 años de ventaja, nos hemos acercado mucho pero todavía queda un tramo y en modelo de cohesión social hemos dado un acelerón. Si vemos la foto de hace treinta años y ahora, veremos que estamos muy cerca y en algún pilar del llamado Estado social nos hemos puesto a la cabeza", reflexionó Rodríguez Zapatero. El expresidente repasó las cuestiones que, a su juicio, deben protagonizar la reforma de la Constitución.

Igualdad de género. "En 1978 no existía pero la igualdad entre hombres y mujeres supone la mayor transformación del hecho político y social en España. En ese año no había mujeres en el Gobierno, ahora casi ya no hay hombres", dijo Zapatero no sin cierta ironía.

Regular la sociedad digital. "Es una realidad novedosa que afecta a la educación, al trabajo, a la intimidad, al desarrollo social y ciudadano (...) Ahora estamos en plena explosión digital, que tendrá un proceso de digestión y maduración. Es preciso normativizarlo en la Constitución".

Inmigración y Europa. "Son situaciones que no se daban en 1978. Me aterra cuando se habla de los inmigrantes como invasores a los que hay que temer. Cuando se aprobó la Constitución no estábamos en la Unión Europea ni pensábamos en la idea de un orden global. Se necesita de manera muy clara esa reflexión".

Los derechos sociales. "Necesitamos concreción, la extensión y la garantía jurídica de los llamados nuevos derechos sociales que están emergiendo y que, como todo proceso, como pasó con la sanidad y la educación públicas, tienden a consolidarse. Es la gran meta que los partidos de izquierda y el PSOE tienen por delante. Necesitan fortalecimiento constitucional".

Convivencia territorial. "Es el gran tema. La reflexión sobre la auténtica crisis política territorial en Cataluña en el último año debe ir más allá. No será cuestión, estrictamente, de artículos de la Constitución; será una cuestión de inequívoco compromiso político de futuro. Los independentistas que iniciaron un viaje a ninguna parte de manera colectiva deben abdicar de esa pretensión (...) Ningún país del mundo les ha reconocido. Ojalá este experiencia sirva para ese convencimiento. Y por supuesto, todos los partidos debemos hacer un esfuerzo de convocatoria a los catalanes, de acercamiento, de proximidad, de entendimiento de sus reivindicaciones, de su identidad, de sus pretensiones. Este es el método democrático. En Cataluña el derecho penal llegó demasiado pronto y la política demasiado tarde. Ahora tenemos que reequilibrar la situación".

La Corona, mejor no tocar. Antonio Masip planteó en esa conferencia sacar la Corona de la Constitución, un gesto con el sentir republicano, argumentó. Zapatero no se mostró partidario porque "no habría consenso y solo llevaría a debilitar la Jefatura del Estado; eso supondría debilitar al Estado y deblitaría a España", contestó el expresidente.