Con un silencio sepulcral, rostros serios y muy emocionados, los vecinos de la parroquia de Borines, en Piloña, dieron ayer el último adiós a Lourdes Álvarez Antuña, la vecina de Sieres fallecida la tarde del pasado miércoles aplastada por un hórreo mientras recogía la ropa tendida. "Parece mentira lo ocurrido", repetían sus seres queridos minutos antes de que en la iglesia de San Martín de Tours diese comienzo el funeral.

Los lamentos por la mala suerte Lourdes Álvarez Álvarez Antuña, de 58 años, estaban en la boca de los asistentes a las exequias fúnebres. La iglesia se llenó hasta los topes, siendo muchos los que siguieron el funeral desde el pórtico.

"Desde que supe la noticia no la quito de la cabeza. No se puede tener más mala suerte. Mira tú si no hubo tiempo para que el hórreo cayese con los temporales o las ventoleras que hubo, en vez de que lo hiciese justo en el momento en que ella estaba debajo", señaló una pariente de la finada minutos antes del funeral.

José Manuel García Martino calificaba lo ocurrido como una tragedia. "Era una mujer muy maja. Mi padre y el abuelo de ella eran primos carnales", señaló. García, residente en Cangas de Onís, se enteró de la fatal noticia el jueves por la mañana al leer el periódico. "No me lo podía creer. Era una mujer de muy buen carácter. Es un golpe muy fuerte para todos", dijo.

"Estamos todos consternados. Al pueblo le va a costar asimilar lo ocurrido. Parece mentira que ocurriese algo así", manifestó otra vecina, la cual destacó el carácter jovial y alegre de la Lourdes Álvarez, y lo mucho que disfrutaba de las estancias en su casa de Sieres, la misma en la que vino al mundo. "Era muy risueña. Se daba a todo el mundo", subrayó.

El sacerdote Cristobal Samaniego destacó durante la homilía el duro golpe que para todos ha supuesto lo ocurrido. "Estamos todos rotos por dentro y destrozados. Al ser una persona con mucha vida por delante todo es más trágico", dijo.

Entre tanto sigue abierta la investigación para conocer con exactitud lo ocurrido. La mala fijación de los pegollos o la descompensación de las tejas del hórreo es una de las posibilidades que manejan los agentes de la policía judicial para explicar lo sucedido. Lourdes Álvarez trabajaba en un geriátrico de Langreo y acababa de cumplir 58 años el pasado 1 de diciembre. Ese mismo día contrajo matrimonio la mayor de sus dos hijas. Ésta, tras conocer la trágica noticia, se desplazó de inmediato a Sieres desde Lisboa, donde estaba de luna de miel. Los lugareños no encuentran explicación coherente a lo ocurrido. Sostienen que, en apariencia, el hórreo estaba en buen estado y el día de autos las condiciones meteorológicas eran buenas.