Asturias afrontará en el próximo decenio tres tendencias que entrañarán otros tantos retos: la demográfica como consecuencia del envejecimiento poblacional, la descarbonización (que afectará a parte de su tejido productivo industrial, algunos de cuyos sectores son centrales) y las perturbaciones del exterior, señaló el economista Manuel Hernández Muñiz, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, quien ayer intervino en el ciclo de conferencias "Relatos de la preautonomía: en torno al 40 aniversario del Consejo Regional de Asturias", organizado por el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA).

En los años 80 y 90 y primeros 2000 las perturbaciones exteriores fueron la globalización y la integración de los mercados, y ahora la oleada de proteccionismo por el repliegue de la mundialización, según Hernández, para quien aún es preciso determinar si este nuevo fenómeno proteccionista es "una perturbación transitoria o permanente". A juicio del economista, es "muy importante la calidad del diagnóstico para saber cómo se afronta el problema. La clave es acertar".

En el análisis de la evolución económica asturiana desde los albores de la preautonomía existen interpretaciones disímiles -todas ellas legítima y honestas, según Hernández-, a partir de los datos de que se disponen. "Hay quien lo interpreta como una decadencia o declive, otros como un cambio estructural y algunos como una transformación y evolución", explicó.

"Hay un abanico amplio de indicadores para medir el éxito o no" de los territorios y esto permite distintas visiones. Hernández señaló que Asturias redujo el empleo minero de 33.000 a algo más de un millar, y la siderurgia, de 22.762 a 5.500. "Sin embargo, Asturias ha sido capaz de retener la única siderurgia integral de España". Otros sectores han reflejado esa misma evolución cualitativa a mejor. "Hay grandes sorpresas como los astilleros. Nadie creía entonces que pudieran sobrevivir y hoy, con menos empleo, son más competitivos, exportan y hacen productos con mayor valor añadido".

La mejora también se percibe en los servicios básicos, incluidas las infraestructuras.

"Por lo tanto, hay que diferenciar los aspectos cuantitativos de los cualitativos y tener en cuenta la evolución de la economía", dado que los sectores industriales son capaces de producir más y mejor con menos, y todas las economías avanzadas sufren un proceso de terciarización, con un aumento del peso de los servicios. "El sector servicios se ha expendido mientras que el sector agraria ha perdido peso" en los países desarrollados.

La disminución del valor añadido bruto industrial es consecuencia no sólo del ajuste sino también de la caída de precios que hubo a consecuencia de la crisis. "El 'boom' de la 'burbuja' no sólo se produjo en la vivienda", indicó, sino que también afectó a los precios industriales.