Esta información ha sido elaborada por: S. L. (Gijón), M. N. M. (Siero), A. M. S. (Luarca), y A. D. (Oviedo)

Eso de ir a una administración de lotería y decir "denme el décimo que quieran" ya es historia. Los asturianos quieren números navideños "a la carta", una nueva tendencia surgida a raíz de los terminales electrónicos. Los compradores, asegura Susana González, de La Favorita, en Oviedo, buscan las fechas de nacimiento de un hijo, la de su boda, la de una oposición... y hasta la matrícula de un coche. Y las buscan aquí y en toda España. "Muchos te piden que mires dónde se vende el décimo que quieren", afirma González. De su establecimiento volaron los décimos terminados en 18 en honor al año que acaba. Pero en otros rincones de Asturias también triunfan el 5 y el 7. ¿Acabará así el Gordo? Mañana se saldrán de dudas. Por lo pronto ayer la suerte sonrió a Gijón con un "minigordo" de 613.000 euros.

Dos afortunados se hicieron con la combinación ganadora del sorteo de la bonoloto, valorado en más de medio millón de euros, y con el segundo premio de la Lotería Nacional, premiado con otros 60.000. Un gijonés tiene desde ayer en sus manos un billete de la bonoloto valorado en 613.015 euros. Aunque por el momento se desconoce su identidad, lo que sí se sabe es que selló el boleto en El Xolot, el despacho receptor número 35.680 de Gijón y ubicado en la Carretera del Obispo del barrio de Contrueces. El boleto ganador del segundo premio de la Lotería Nacional, por su parte, se selló en una administración de lotería situada en la calle Ramón y Cajal, 28.

Ahora todas las miradas están puestas en el sorteo extraordinario de la Navidad. En la céntrica administración de la plaza España, en Avilés, el número más buscado para el Sorteo Extraordinario de Navidad es el 5, según confirma la lotera Laura Castelao. Al mostrador llega sobre todo "gente mayor", pero la tradición de estas fiestas también atrapa a los más jóvenes. "Durante el año no juegan casi, pero en Navidades sí", expresa Susana González, de La Favorita. En cuanto al ritmo de ventas, coinciden las dos, es "similar" al del año pasado. Estos días hay compradores de última hora, "pero ya no son las colas de principios de diciembre".

En Oviedo, Roberto Fernández Alonso, de la administración de lotería 21 del Fontán, afirma que "las ventas van bien": "Normalmente la gente se lleva los décimos acabados en 5 y 7". Sin embargo, la clienta Belén Fernández suele decantarse por el 4 y el 8. "En total, este año tengo dos décimos y dos participaciones. La suerte está echada si tiene que tocar tocará", señala. Isabel de Pablo, de Cantabria, buscó ayer la suerte en la capital: "Hemos venido a recoger a nuestra hija, que está aquí estudiando. Hemos cogido un décimo para Navidad acabado en 2 y para Reyes el que nos ha dado la dependienta, esperamos que toque y tengamos que volver". De Pablo calcula que este año gastaría unos 60 euros. "Lo único que me tocó es una pedrea pero es la tradición y hay que jugar; si no juegas no te toca", dice.

En Siero, los polesos siguen buscando la número de la suerte, aunque la compra es, según Esther Rozada, "muy irregular": "Vienen por oleadas, hay días que habitualmente no tenías a nadie y que se llena, y otros que pasa al contrario, cuentas con más gente y viene menos".

En cualquier caso, se nota que el sorteo está cerca porque ya es difícil encontrar ciertos números o combinaciones. Laura Burz acudía ayer con su hija Ainoa Para a comprar un número que había elegido junto con una amiga, poniendo varias cifras cada una con las fechas de sus cumpleaños, pero ya estaba vendido. Posteriormente, fue Ainoa la que eligió la terminación, pero fue también imposible.

En Luarca, el lotero de la administración Atenea, Jesús Gutiérrez, indica que este año se han vendido más décimos que el pasado. "La gente está animada y notamos un repunte", señala. Son apreciados los números terminados en 22 por coincidir con el día del mes del sorteo, y en 13, "por mera superstición". Gutiérrez asegura además que no sólo se compra en ventanilla. Hay mucha gente "fiel" dispuesta a pedir un décimo por carta. Los destinos principales son Madrid, País Vasco, Galicia y Andalucía. En la administración número 1 de Navia, el marido de la propietaria del negocio, Jesús Carbajales, también cree que hay mejores ventas que el año pasado. Carbajales destaca que este mes no han tenido peticiones de combinaciones "especiales" en ventanilla. "Llama gente de toda España pidiendo números concretos que vendemos aquí, en exclusiva", indica. "Se envía más lotería afuera que nunca", concluye.

El Gordo adelgaza con Hacienda: se queda en 322.000 euros

El Gordo adelgaza con Hacienda: se queda en 322.000 euros

Suele decirse que a Hacienda siempre le toca la lotería y ello es más verdad desde que, en 2012, el Gobierno, entonces del PP, creó un impuesto especial sobre los premios de juegos de azar que hasta entonces estaban exentos de tributación: los correspondientes a sorteos organizados por el ente público Loterías y Apuestas del Estado, los análogos de comunidades autónomas y los de la ONCE y Cruz Roja Española.

Desde el año citado, el Gordo de Navidad, así como el resto de los principales premios del sorteo más popular del año, está gravado con un impuesto equivalente al 20% del importe, una vez descontado un mínimo exento que para 2018 es de 10.000 euros (aumentará en 2019 hasta los 20.000 y hasta los 40.000 en 2020). La cuenta es la siguiente para la hipótesis de alguien agraciado con un décimo del Gordo: a los 400.000 euros del premio se le descuentan 10.000 del mínimo exento y sobre el resultado (390.000) se aplica el gravamen del 20%; la cuota a pagar a Hacienda será por tanto de 78.000 y euros y el ingreso del contribuyente se quedará en 322.000. En el caso de un segundo premio, Hacienda se lleva 23.000 de los 125.000 euros que en teoría le corresponden al agraciado.

¿Qué pasa en el caso de los décimos compartidos? La Agencia Tributaria y los expertos recomiendan que todos los agraciados acudan al banco a cobrar el premio para que se les identifique como tales; el mínimo exento se prorrateará entre ellos y cada uno tributará el 20% del dinero restante que le corresponda. En el supuesto de que sólo se identifique una persona como agraciado, pague el impuesto y luego reparta el premio con los demás, éstos se arriesgan a reclamaciones del Fisco porque tendrán difícil justificar la procedencia del dinero.