La Junta General del Principado lanzó ayer a la vez el Presupuesto autonómico y la campaña electoral. La escenificación de una alineación de bloques inédita en la legislatura desbarató las enmiendas de totalidad presentadas por los tres grupos del centro derecha -PP, Foro y Ciudadanos- y los votos confabulados de la izquierda en una entente inaudita en el mandato dejaron las cuentas fijadas en sus grandes números, sólo pendientes ya de los cambios limitados a través de las enmiendas parciales. De los seis grupos con representación en la cámara, sólo Podemos y Foro no habían respaldado nunca un proyecto presupuestario del Gobierno. Desde ayer, ya sólo queda Foro. La formación morada quiso presentar su primer apoyo a unas cuentas como el inicio de algo nuevo al final de la legislatura. Y con un ojo en las elecciones animó a ver en el último Presupuesto del mandato "un primer paso para demostrar que otra forma de hacer política en Asturias no sólo es posible, sino absolutamente necesario".

Eso dijo el portavoz podemista, Enrique López, al final de una intervención en el pleno que empezó denostando "la forma de entender la política" del Gobierno socialista con el que ha terminado pactando y acabó pidiendo perseverar en esto después de las elecciones de mayo. Más o menos igual, pero con intensidad variable, PSOE e IU pusieron el entendimiento como ejemplo a seguir en un futuro electoral que seguramente volverá a enemistarse con las mayorías absolutas.

Al hacer balance de la legislatura, eso sí, Podemos echa por tierra la mayoría de lo recorrido hasta 2019 e IU combina las luces de algún avance en los servicios públicos con las "sombras" del "declive de liderazgo y del proyecto político" que encabeza Javier Fernández. El diputado de IU Ovidio Zapico animó a sus afines ideológicos a hacer posible que el aprobado ayer sea "más que un Presupuesto para el próximo ejercicio la base de un proyecto de futuro para la comunidad autónoma" y todos hicieron del anunciado semáforo en verde para las cuentas el preludio oficioso de la precampaña. Para entonces, la consejera de Hacienda, Dolores Carcedo, ya había defendido que la fuerza del diseño presupuestario reside tanto en sus cifras como en "el acuerdo" y el portavoz socialista, Marcelino Marcos, había agradecido la disposición al entendimiento que ha hecho que las últimas cuentas de Javier Fernández sean las primeras pactadas con la izquierda.

De la carrera, habitual otros años en estas fechas, por esquivar las culpas del desencuentro pasaron ayer Podemos y el PSOE a la competición por atribuirse las ventajas del acuerdo. La dialéctica parlamentaria mudaba así hacia el enfrentamiento canónico de las derechas y las izquierdas, todo dentro de un tono de clara inspiración preelectoral que afloró incluso para denostarla, como cuando Marcelino Marcos lamentó que la derecha se oponga al Presupuesto anteponiendo "la estrategia partidista al interés general". Fue así como la Junta inauguró la alineación de bloques más clásica del mandato, con tres grupos y 28 diputados a la izquierda y tres grupos y diecisiete escaños en el centro derecha.

"Mete miedo"

Frente al frente de la izquierda, donde Carcedo vio a sus antagonistas "catastrofistas y apocalípticos" en sus alegatos, el centro derecha descalificó el Presupuesto por "mísero" en su inversión productiva- inferior al ocho por ciento del total de 4.524 millones de euros- y por fiscalmente regresivo, pero también porque anuncia, al decir de la portavoz del PP, Mercedes Fernández, las intenciones del PSOE de inclinarse hacia "una política sesgada, radical y extremista" en compañía de Podemos que "mete miedo a los asturianos". "Esperemos que ni se geste ni triunfe", apostilló, "porque vamos apañados si el dúo es el señor Ripa y el que firmó los Presupuestos sin ser diputado -en referencia al secretario general de los socialistas asturianos, Adrián Barbón-". Hablaban todos del Presupuesto mirando de reojo a lo que se avecina, y la presidenta popular añadió a la enésima demanda desoída de supresión del impuesto de sucesiones -a la que adosó esta vez la sospecha de que el Gobierno planea suprimir las exenciones y rescatar el "error de salto"- un alegato sobre la "dualidad hipócrita" de "los psoes" que "protestan aquí y callan en Madrid" respecto a la política industrial del Gobierno. Su discurso combinó la queja por la inversión "raquítica" del Presupuesto con la denuncia de que "Asturias tiene el recargo del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) más alto de España" y además con un alegato contra Pedro Sánchez, que "está dando todo lo que quieren a los separatistas catalanes y negándonos a los asturianos todo lo que merecemos".

Lo suyo era, precisó Pedro Leal (Foro), no sólo una enmienda a la totalidad de estos Presupuestos, sino "de toda la gestión" de los gobiernos socialistas. El diputado mandó por delante la "coherencia" del único grupo que se ha opuesto siempre a todas las cuentas de Javier Fernández y reprochó al PP y a Ciudadanos su connivencia puntual de 2015 y 2017 en el caso popular y de 2017 en el bando naranja. No encuentra en el proyecto indicios del "cambio estructural de modelo" que a su juicio necesita la región y sí de la "inercia" y la reincidencia en viejos errores. También el portavoz de Ciudadanos, Nicanor García, concentró en las sospechas de "continuidad en la senda del declive económico" el grueso de su reproche a un Presupuesto en el que no ve "estímulos económicos vía inversión productiva" ni rastro de "una política fiscal amable, asequible o atractiva".

La baja de los funcionarios

El pleno también dio de paso ayer, por otro lado, la modificación de la ley de función pública que permitirá que los empleados públicos cobren el cien por cien del salario desde el primer día de baja.