El coordinador general de IU en Asturias, Ramón Argüelles, tiene una advertencia para Gaspar Llamazares que avisa de que "no es sostenible militar en dos partidos a la vez". La máxima autoridad de la coalición en el Principado resalta la necesidad de escuchar "en primera persona" las razones de su portavoz parlamentario, pero tras todo lo leído y oído estos días respecto a la vocación electoral de Actúa, la plataforma política que apadrina Llamazares, también enriquece su razonamiento con una significativa apelación a la incompatibilidad de lealtades. En la lista de las autonómicas, concreta, "no puede ir nadie que no tenga un compromiso ineludible con IU", cosa que Llamazares sí reconoce mantener, pero tampoco "dos partidos". "Es incompatible".
El propósito declarado de Actúa de concurrir a las elecciones, una intención no materializada según la versión de Llamazares, ha agitado a la organización y ha dejado a la dirección asturiana en una tesitura cuanto menos comprometida. Mientras la cúpula federal pide la dimisión de Llamazares y éste se la niega, mientras él proclama compromiso inquebrantable con IU de Asturias sin voluntad explícita de renunciar a Actúa, Asturias le convocará a que se explique ante una comisión de seis personas, dos por cada una de las tres candidaturas que se presentaron al último proceso por el liderazgo en la organización, y el coordinador general aguanta las respuestas sobre sus propias intenciones. Con las primarias para las autonómicas a la vuelta de la esquina, Argüelles prioriza la búsqueda de consensos para elaborar una lista oficialista en la que aún no aclara si estará Llamazares. ¿Y él? Quiere aglutinar respaldos "y mi prioridad es IU de Asturias", proclama. "Me da igual si yo soy el número uno o el catorce".
En el sector más crítico con la dirección, que ya ha anunciado una candidatura alternativa bajo el liderazgo de la concejala avilesina Carmen Conde, ya anticipan que esta partida se disputará sin Gaspar Llamazares. No entenderían, eso afirmaba ayer Conde, que el portavoz concurriese a las primarias en una lista con el coordinador general, Ramón Argüelles, como pretende, o avalada por la dirección asturiana. La edil reincide en la "humillación a la militancia", la "deslealtad y traición" que supone el juego a dos barajas de Llamazares y proclama que "ya no está en el tablero de juego por decisión propia. Se ha puesto la soga al cuello y ha cavado su tumba". Conde contrapone la reacción "decidida" de la dirección federal con la "no tan valiente" de la regional y descarta que este debate se reduzca, como plantea Llamazares, a una dialéctica entre los que como él quieren un retorno a las esencias de IU y los que quieren diluirla en Podemos. "Eso es absurdo", replica.
Podemistas o gasparistas
"No cuela". Juan Ponte, concejal en Mieres y secretario de acción política de la dirección regional, ya pidió el viernes la dimisión de Llamazares. Ayer, leídas sus explicaciones en la entrevista que publicó LA NUEVA ESPAÑA, perseveraba en su convicción de que ahora es "inconcebible" una lista que una a todas las sensibilidades bajo liderazgo del portavoz e insiste en que su situación, "nos guste o no, es antiestatutaria". No le sirve que Llamazares se escude en que Actúa nunca se presentó contra IU -"claro, no existía"- y añade que "me indigna que se instrumentalice a la militancia para fines políticos personales". El edil mierense lamenta que "quiera envolverlo todo" alrededor de Podemos. "Es falso", responde, que "seamos propodemistas todos los que nos oponemos a esta deriva personalista". A su juicio, "la sensibilidad dominante en IU de Asturias es contraria a confluir con Podemos, pero no es mayoritariamente 'gasparista'".
Otra facción de la dirección es decididamente menos beligerante y recuerda la singularidad de IU, que admite otras formaciones bajo su paraguas, antes de dejar patente el riesgo de juzgar intenciones. "A día de hoy no hay hechos que demuestren" que Actúa quiere competir electoralmente con IU, aducen. Desde aquí se defiende la autonomía de la federación asturiana para la adopción de medidas disciplinarias y se la defiende de "injerencias" desde Madrid.
